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2 Reyes 25:5 - Biblia Católica (Latinoamericana)

5 El ejército de los caldeos se lanzó en persecución del rey; lo alcanzaron en la llanura de Jericó y toda su tropa se dispersó.

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Biblia Reina Valera 1960

5 Y el ejército de los caldeos siguió al rey, y lo apresó en las llanuras de Jericó, habiendo sido dispersado todo su ejército.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

5 Sin embargo, las tropas babilónicas persiguieron al rey y lo alcanzaron en las llanuras de Jericó, porque todos sus hombres lo habían abandonado y se habían dispersado.

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La Biblia Textual 3a Edicion

5 Pero el ejército de los caldeos fue tras el rey y lo alcanzó en la llanura de Jericó, y todo su ejército fue dispersado de su lado.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

5 Pero las tropas caldeas salieron en persecución del rey, le dieron alcance en las llanuras de Jericó y todo su ejército se dispersó lejos de él.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

5 Y el ejército de los caldeos siguió al rey, y lo tomó en las llanuras de Jericó, habiéndose dispersado todo su ejército.

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2 Reyes 25:5
14 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

Pero las tropas caldeas persiguieron al rey y alcanzaron a Sedecías en los llanos de Jericó, donde todos sus soldados, dejándolo solo, huyeron.


Pero las tropas de los caldeos salieron en su persecución y alcanzaron a Sedecías en los llanos de Jericó, lo tomaron preso y lo llevaron a la presencia de Nabucodonosor, que estaba en Ribla, en tierra de Jamat, el cual lo sometió a juicio.


Pero así como se trata a los higos malos, tan podridos que no se pueden comer, así trataré a Sedecías, rey de Judá, a sus príncipes y al resto de los habitantes de Jerusalén, tanto a los que quedaron en este país como a los que viven en Egipto.


Pero ustedes no lo han aceptado y han dicho: '¡Mejor huiremos a caballo!' ¡Pues bien, huyan no más! Y han añadido: 'En rápidos carros. ¡Muy bien, sus perseguidores serán todavía más rápidos!'


Abrieron entonces un boquete en el muro y, de noche, huyeron todos los soldados por la Puerta-entre-las dos-murallas que da al jardín del rey, y tomaron el camino del desierto.


Apresaron al rey y lo llevaron a Ribla donde el rey de Babilonia, quien lo sometió a juicio.


Después de eso, dice Yavé, a Sedecías, rey de Judá, a sus sirvientes y a la gente de esta ciudad que haya escapado de la peste, de la espada y del hambre, los entregaré en manos de Nabucodonosor, rey de Babilonia, en manos de sus enemigos que quieren quitarles la vida. Los matarán con la espada, sin tener con ustedes consideración, ni piedad, ni compasión.


Y tú no creas que te vas a escapar de él, sino que caerás prisionero y serás entregado en sus manos. Verás al rey de Babilonia cara a cara y le hablarás frente a frente. Luego partirás a Babilonia.


El pueblo de Judá ha sido desterrado; sufre atropellos y dura servidumbre. Vive en medio de pueblos extranjeros y no encuentra descanso; sus enemigos lo persiguieron y le dieron alcance.


Ha perdido la hija de Sión toda su gloria, sus jefes parecían carneros que no encuentran pasto, iban caminando sin fuerzas delante del que los arreaba.


Dispersaré a los cuatro vientos a los que lo rodean, a toda su tropa, y los perseguiré a espada.


Sus guardias caerán por la espada y los sobrevivientes serán dispersados a los cuatro vientos: entonces sabrán que yo Yavé fui quien habló.


Vas a pronunciar una lamentación respecto a los príncipes de Israel.


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