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2 Reyes 23:2 - Biblia Católica (Latinoamericana)

2 Subió a la casa de Yavé acompañado de todos los hombres de Judá, de todos los habitantes de Jerusalén, de los sacerdotes y de los profetas, de todo el pueblo desde el más chico hasta el más grande. Delante de ellos leyó todas las palabras del Libro de la Alianza que había sido encontrado en la casa de Yavé.

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Biblia Reina Valera 1960

2 Y subió el rey a la casa de Jehová con todos los varones de Judá, y con todos los moradores de Jerusalén, con los sacerdotes y profetas y con todo el pueblo, desde el más chico hasta el más grande; y leyó, oyéndolo ellos, todas las palabras del libro del pacto que había sido hallado en la casa de Jehová.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

2 Luego subió al templo del Señor junto con todos los habitantes de Judá y de Jerusalén, acompañado por los sacerdotes y los profetas: toda la gente, desde el menos importante hasta el más importante. Allí el rey les leyó todo el libro del pacto, que se había encontrado en el templo del Señor.

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La Biblia Textual 3a Edicion

2 Y el rey subió a la Casa de YHVH, y cada hombre de Judá y todos los habitantes de Jerusalem iban con él, así como los sacerdotes, los profetas y todo el pueblo, desde el menor hasta el mayor. Entonces él leyó a oído de ellos todas las palabras del Rollo del pacto que había sido hallado en la Casa de YHVH.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

2 Subió luego el rey al templo de Yahveh, acompañado de todos los hombres de Judá y de todos los habitantes de Jerusalén: los sacerdotes, los profetas y todo el pueblo, desde el menor hasta el mayor; y leyó ante ellos todas las palabras del libro de la alianza encontrado en el templo de Yahveh.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

2 Y subió el rey a la casa de Jehová con todos los varones de Judá, y con todos los moradores de Jerusalén, con los sacerdotes y profetas y con todo el pueblo, desde el más chico hasta el más grande; y leyó, oyéndolo ellos, todas las palabras del libro del pacto que había sido hallado en la casa de Jehová.

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2 Reyes 23:2
18 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

El sumo sacerdote Helquías dijo entonces al secretario Safán: 'En la casa de Yavé encontré el Libro de la Ley'. Después se lo pasó a Safán quien lo leyó.


Y vi a los muertos, grandes y pequeños, de pie ante el trono, mientras eran abiertos unos libros. Luego fue abierto otro, el libro de la vida. Entonces fueron juzgados los muertos de acuerdo con lo que está escrito en esos libros, es decir, cada uno según sus obras.


Pero, con la ayuda de Dios, seguí dando mi testimonio a grandes y pequeños hasta el día de hoy. En ningún momento me aparto de lo que Moisés y los Profetas dijeron de antemano:


bendecirá a los que temen al Señor, tanto a los pequeños como a los grandes.


Allí no se distingue el pequeño del grande, y el esclavo se ve libre de su amo.


Cuando transcurrió ese tiempo, el rey organizó en el patio de su palacio un gran banquete que duraría siete días y al que estaba invitado todo el pueblo de la fortaleza de Susa, desde el más grande hasta el más chico.


Por ese entonces se leyó el libro de Moisés ante el pueblo, pues allí estaba escrito: 'El amonita y el moabita quedarán para siempre excluidos de la asamblea de Dios,


Se pusieron de pie en la plaza y se dio lectura al libro de la Ley de Yavé durante un cuarto de la jornada. Durante otro cuarto, confesaron sus pecados y se postraron ante Yavé su Dios.


Enseñaron, pues, en Judá, llevando consigo el libro de la Ley de Yavé. Recorrieron todas las ciudades de Judá enseñando al pueblo.


e incluso dijeron que todo aquel que no buscara a Yavé, el Dios de Israel, sería muerto, fuera pequeño o grande, hombre o mujer.


En el Arca no hay nada más que las dos tablas de piedra que Moisés colocó allí en el Horeb, cuando Yavé pactó la Alianza con los israelitas cuando salieron de Egipto.


También habían capturado a las mujeres y a todos los que se encontraban allí, pequeños y grandes, pero sin matar a nadie; y se habían vuelto por donde habían venido llevándose a todo el mundo.


Pero, apenas llegaron con ella, el peso de la mano de Dios se hizo sentir en la ciudad: se produjo un gran pánico. Castigó a los habitantes, desde el más chico al más grande, haciéndoles salir tumores.


Tomen el libro de esta Ley y pónganlo al lado del Arca de la Alianza de Yavé, nuestro Dios. Allí quedará como testimonio contra ustedes.


Hirieron de ceguera a los hombres que estaban fuera, desde el más joven hasta el más viejo, de modo que no fueron ya capaces de encontrar la puerta.


Palabras que Yavé dirigió a Jeremías con respecto a la liberación de los esclavos. El rey Sedecías de acuerdo con el pueblo de Jerusalén, había proclamado solemnemente una liberación,


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