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2 Crónicas 20:33 - Biblia Católica (Latinoamericana)

33 Con todo, no desaparecieron los santuarios de las lomas, pues el pueblo aún no se había convertido al Dios de sus padres.

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Biblia Reina Valera 1960

33 Con todo eso, los lugares altos no fueron quitados; pues el pueblo aún no había enderezado su corazón al Dios de sus padres.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

33 Sin embargo, durante su reinado no quitó todos los santuarios paganos, y la gente nunca se comprometió por completo a seguir al Dios de sus antepasados.

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La Biblia Textual 3a Edicion

33 Sin embargo, no se abandonaron los lugares altos,° pues el pueblo aún no había dispuesto su corazón hacia el Dios de sus padres.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

33 No obstante, no desaparecieron los lugares altos, porque el pueblo no tenía aún el corazón enderezado hacia el Dios de sus padres.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

33 Con todo eso los lugares altos no fueron quitados; pues el pueblo aún no había enderezado su corazón al Dios de sus padres.

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2 Crónicas 20:33
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Se entusiasmó por las cosas de Yavé, hasta que hizo desaparecer del país de Judá los santuarios de lomas y los troncos sagrados.


Sin embargo, algo bueno ha sido hallado en ti: quitaste de tu país los troncos sagrados y te dedicaste a buscar a Dios.


Roboam hizo lo que era malo, porque no se había dedicado a buscar a Yavé.


a todos aquellos cuyo corazón está dispuesto a buscar a Yavé Dios, el Dios de sus padres, aunque no tengan la pureza requerida para las cosas sagradas.


Invitó a los judíos a que buscaran a Yavé, el Dios de sus padres, y cumplieran la Ley y el mandamiento.


Samuel declaró a todo el pueblo de Israel: 'Si realmente ustedes quieren volver a Yavé, quiten de en medio de ustedes los dioses extranjeros y las Astartés. Pongan su corazón en Yavé y sólo sírvanlo a él; sólo así los librará de las manos de los filisteos'.


Durante cuarenta años, Yavé los ha hecho caminar por el desierto, sin que se les hayan gastado los vestidos, ni se haya roto de puro viejo el calzado de sus pies.


Siguió en todo el camino de su padre Asá, sin desviarse de él, haciendo lo que era correcto a los ojos de Yavé.


Pero hasta el día de hoy Yavé no les ha dado corazón para entender, ojos para ver ni oídos para oír.


Pero no desaparecieron los santuarios altos de en medio de Israel, aun cuando el corazón de Asá fue perfecto todos los días de su vida.


El pueblo aún ofrecía sacrificios en los lugares altos, pero nada más que a Yavé.


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