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1 Timoteo 6:11 - Biblia Católica (Latinoamericana)

11 Pero tú, hombre de Dios, huye de todo eso. Procura ser religioso y justo. Vive con fe y amor, constancia y bondad.

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Biblia Reina Valera 1960

11 Mas tú, oh hombre de Dios, huye de estas cosas, y sigue la justicia, la piedad, la fe, el amor, la paciencia, la mansedumbre.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

11 Pero tú, Timoteo, eres un hombre de Dios; así que huye de todas esas maldades. Persigue la justicia y la vida sujeta a Dios, junto con la fe, el amor, la perseverancia y la amabilidad.

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La Biblia Textual 3a Edicion

11 Pero tú, oh hombre de Dios, huye de estas cosas, y sigue° tras la justicia, la piedad, la fe, el amor, la paciencia, la mansedumbre.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

11 Pero tú, que eres hombre de Dios, huye de estas cosas; corre en busca de la honradez, la piedad, la fe, el amor, la constancia, la mansedumbre.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

11 Mas tú, oh hombre de Dios, huye de estas cosas, y sigue la justicia, la piedad, la fe, el amor, la paciencia, la mansedumbre.

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1 Timoteo 6:11
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Evita los deseos desordenados, propios de la juventud. Busca la rectitud, la fe, el amor, y ten buenas relaciones con aquellos que invocan al Señor con corazón puro.


Así el hombre de Dios se hace un experto y queda preparado para todo trabajo bueno.


No dejes que te critiquen por ser joven. Trata de ser el modelo de los creyentes por tu manera de hablar, tu conducta, tu caridad, tu fe y tu vida irreprochable.


Procuren estar en paz con todos y progresen en la santidad, pues sin ella nadie verá al Señor.


Por lo tanto, hermanos muy queridos, huyan del culto a los ídolos.


Aléjese del mal y haga el bien, busque la paz y corra tras ella.


Huyan de las relaciones sexuales prohibidas. Cualquier otro pecado que alguien cometa queda fuera de su cuerpo, pero el que tiene esas relaciones sexuales peca contra su propio cuerpo.


Apártate del mal y haz el bien, busca la paz y ponte a perseguirla.


y recomendada por sus buenas obras: si educó a sus hijos, dio hospitalidad, sirvió humildemente a los santos y socorrió a los que sufren. En pocas palabras, que se haya dedicado a hacer el bien.


Busquen el amor y aspiren a los dones espirituales, especialmente al don de profecía.


Busquemos, pues, lo que contribuye a la paz y nos hace crecer juntos.


Escúchenme ustedes, que anhelan la justicia y que buscan a Yavé.


Me devuelven mal por bien, y me condenan porque busco el bien.


cuando Guejazí, el sirviente de Eliseo, se dijo para sí: 'Mi patrón ha sido demasiado considerado con ese arameo. ¡Pensar que no aceptó nada de lo que Naamán traía! Por la vida de Yavé, si puedo alcanzarlo le sacaré algo'.


Timoteo, conserva el depósito, evita las palabrerías inútiles y mundanas así como las discusiones procedentes de una falsa ciencia.


y los llevé a la Casa de Yavé, al departamento de Ben Yojanán, hijo de Jegdelías, hombre de Dios; ése está al lado del departamento de los jefes y encima del que tiene Masías, hijo de Selum, guardián de la puerta.


Estableció también las secciones de los sacerdotes en su servicio conforme al reglamento de su padre David; estableció a los levitas en sus cargos de alabar y servir junto a los sacerdotes según el rito de cada día; y a los porteros con arreglo a sus secciones, en cada puerta, porque ésta era la orden de David, hombre de Dios.


Preguntó entonces: '¿A quién pertenece ese mausoleo que veo allá abajo?' La gente de la ciudad respondió: 'Es la tumba del hombre de Dios que vino de Judá para anunciar lo que acabas de hacer con el altar de Betel'.


Envió el rey por tercera vez a cincuenta hombres con su jefe; cuando llegó cerca de Elías, el tercer jefe se arrodilló y le suplicó diciéndole: '¡Hombre de Dios, soy tu servidor; ojalá mi vida y la de mis hombres tenga algún valor para ti! ¡El fuego de Dios ya ha bajado dos veces del cielo para devorar a los dos primeros jefes con sus cincuenta hombres, perdóname ahora mi vida!'


Despachó entonces a cincuenta hombres con su jefe, que subieron para buscar a Elías; éste estaba sentado en la cumbre de un cerro. El jefe le gritó: '¡Hombre de Dios, por orden del rey, baja!'


En ese momento, un hombre de Dios se acercó al rey de Israel diciéndole: 'Esto dice Yavé: Los arameos afirman que Yavé es un dios de montaña y no un dios de la llanura; por esa razón voy a poner en tus manos a todo ese gran ejército, y ustedes sabrán que yo soy Yavé'.


Entonces ella dijo a Elías: '¿Por qué te has metido en mi vida, hombre de Dios? ¿Has venido a mi casa para poner delante de Dios todas mis faltas y para hacer morir a mi hijo?'


Un hombre de Dios fue a ver a Helí y le dijo: 'Escucha esta palabra de Yavé: Me di a conocer claramente a la casa de tu padre cuando estaban en Egipto a las órdenes del Faraón.


que lo había desviado de su camino. En cuanto lo supo el profeta, dijo: 'Es el hombre de Dios que desobedeció la orden de Yavé, y Yavé lo entregó al león que lo desgarró y le dio muerte, según la palabra que Yavé había dicho'.


Por orden de Dios, un hombre de Dios llegó a Betel desde Judá, cuando Jeroboam estaba junto al altar quemando el incienso.


El sirviente le respondió: 'En ese pueblo hay un hombre de Dios. Es un hombre muy estimado, todo lo que predice ocurre. Vamos a verlo, a lo mejor nos indica el camino que debemos seguir'.


Estas son las bendiciones que Moisés dio a los hijos de Israel antes de morir. Dijo:


Busca la justicia si quieres vivir y conservar la tierra que te da Yavé, tu Dios.


El y sus hermanos Semaías, Azareel, Gilalay, Maay, Netaneel, Judá y Janani llevaban los instrumentos musicales de David, el hombre de Dios. Y Esdras, el maestro de la Ley, iba al frente de ellos.


Estos eran los jefes de los levitas: Jasabías, Serebías, Josué, Binui y Cadmiel; se paraban frente a sus hermanos Matanías, Bacbuquías y Obadías, y ambos grupos, frente a frente, ejecutaban los himnos de alabanza y de acción de gracias según la norma establecida por David, el hombre de Dios.


En cuanto a Moisés, varón de Dios, sus hijos fueron contados en la tribu de Leví.


Entonces la mujer dijo a Elías: '¡Ahora sé que tú eres un hombre de Dios y cuando tú dices la palabra de Dios, es verdad!'


Yavé detesta a los que se portan mal, pero ama al que busca el bien.


y la gracia de nuestro Señor vino sobre mí muy abundante junto con la fe y el amor cristiano.


Si alguno, pues, trata de no cometer las faltas de que hablo, será como vajilla noble: será santo, útil al Señor, apropiado para toda obra buena.


Tú, en cambio, has seguido de cerca mi enseñanza, mi modo de vida, mis proyectos, mi fe, mi paciencia, mi caridad,


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