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1 Samuel 2:9 - Biblia Católica (Latinoamericana)

9 Cuida los pasos de sus fieles, pero los malos perecen en las tinieblas: la fuerza del hombre no da la victoria.

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Biblia Reina Valera 1960

9 Él guarda los pies de sus santos, Mas los impíos perecen en tinieblas; Porque nadie será fuerte por su propia fuerza.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

9 »Él protegerá a sus fieles, pero los perversos desaparecerán en la oscuridad. Nadie tendrá éxito solamente por la fuerza.

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La Biblia Textual 3a Edicion

9 Él guarda los pies de sus fieles, Pero los malos enmudecerán en las tinieblas, Porque por fuerza propia no prevalecerá ninguno.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

9 Él guarda los pasos de sus fieles, mientras que los impíos perecen en tinieblas, porque no por su fuerza triunfa el hombre.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

9 Él guarda los pies de sus santos, mas los impíos perecen en tinieblas; porque nadie prevalecerá por su propia fuerza.

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1 Samuel 2:9
41 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

No deja que tu pie dé un paso en falso, no duerme tu guardián;'


Y los protege el poder de Dios, por medio de la fe, con miras a la salvación que nos tiene preparada para los últimos tiempos.


Entonces continuó: 'Estas siete lámparas son los ojos de Yavé que miran por toda la tierra.


Amados del Señor, odien el mal, pues él cuida las almas de sus fieles y los libra de manos de malvados.


Apenas dije: '¡Vacilan mis pies!' tu bondad, Señor, me reafirmó.


Porque el Señor ama lo que es justo y no abandona jamás a sus amigos. Los pecadores perecerán para siempre y se acabará la raza de los malos.


Sabrás que en tu tienda todo prospera, al visitar tus tierras no verás allí perjuicios.


Yavé ama a todos los pueblos, pero en su mano está el pueblo de sus santos. Ahí están, postrados a sus pies, esperando sus instrucciones.


Cada uno decide dentro de sí su camino, pero Yavé asegura sus pasos.


El te guarda al salir y al regresar, ahora y para siempre.


Son fuentes sin agua, nubes arrastradas por el huracán, que se convierten en densas tinieblas.


mientras que los que debían entrar al reino serán echados a las tinieblas de afuera: allí será el llorar y rechinar de dientes.


Es un día de cólera aquel día, de angustia y de congoja; día de destrucción y de ruinas, de sombras y tinieblas; día de nubarrones y neblina,


Aún he visto esto bajo el sol, que la carrera no la ganan los más rápidos, ni la lucha los que tienen más fuerzas; no hay más pan para los sabios, ni más riquezas para los inteligentes, ni más favores para los entendidos. Pues para todos se da la ocasión y la mala suerte.


Porque Yavé estará a tu lado y tu pie no quedará metido en una trampa.


Esto es lo que veo: todo lo que uno puede esperar es comer y beber, y gozar el bienestar mientras trabaja bajo el sol durante los contados días de su vida, tales como Dios se los concedió: ésa es su parte.


Está alerta a lo largo del buen camino para proteger el caminar de sus fieles.


El Señor es tu guardián y tu sombra, el Señor está a tu diestra.


olas embravecidas del mar que arrojan la espuma de sus vicios; estrellas errantes a las que esperan las tinieblas eternas.


Amadísimos, tenía un gran deseo de escribirles acerca de nuestra común salvación, y me sentí obligado a hacerlo para exhortarlos a luchar por la fe que Dios entregó de una vez para siempre a sus santos.


Judas, servidor de Jesucristo y hermano de Santiago, a los que fueron llamados a la fe, amados por Dios Padre y guardados en Cristo Jesús.


Pero sabemos que todo lo que dice la Escritura está dicho para el mismo pueblo que recibió la Ley. Que todos, pues, se callen y el mundo entero se reconozca culpable ante Dios.


Quien quiera alabarse, que busque su alabanza en esto: en tener inteligencia y conocerme. Yo soy Yavé, y mi obrar en la tierra no es más que bondad, rectitud y justicia. Estas son las cosas que me gustan, palabra de Yavé.


¿Por qué nos quedamos parados? Juntémonos, entremos en nuestras ciudades fortificadas para morir allí, pues Yavé, nuestro Dios, nos entrega a la muerte y nos da para tomar agua envenenada, porque hemos pecado contra él.


Así el débil renace a la esperanza, y la injusticia tiene que callar.


A ti clamé, Señor, no sea confundido; confundidos sean los impíos, lánzalos a la mansión del silencio.


Yo, Yavé, soy su cuidador; la riego todas las mañanas para que no caiga su follaje, y me preocupo por ella noche y día.


¡Por la vida de Yavé y por tu propia vida, que tus enemigos y que todos los que buscan tu mal, señor, conozcan ahora la suerte de Nabal. Pero fíjate: Yavé te ha impedido que te mancharas con sangre haciéndote justicia por ti mismo.


Lo echan de la luz a las tinieblas, lo expulsan del mundo.


Húndelos juntos en el polvo, enciérralos en el calabozo,


Hizo salir a los suyos con oro y plata, y en sus tribus ninguno iba cojeando.


El Señor guarda a todos los que lo aman, y a todos los malvados extermina. ¡Que mi boca proclame la alabanza del Señor y todo ser carnal bendiga su santo nombre, por siempre y para siempre!


Siéntate en silencio, colócate en la sombra, hija de los caldeos. Ya nunca más te llamarán soberana de los reinos.


Mas extermina a los que se alzan contra él, a sus enemigos los persigue hasta en la oscuridad.


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