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1 Reyes 21:29 - Biblia Católica (Latinoamericana)

29 Ya que ha hecho penitencia ante mí, no le haré sobrevenir la desgracia durante su vida, sino que acarrearé la desgracia a su casa, durante la vida de su hijo'.

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Biblia Reina Valera 1960

29 ¿No has visto cómo Acab se ha humillado delante de mí? Pues por cuanto se ha humillado delante de mí, no traeré el mal en sus días; en los días de su hijo traeré el mal sobre su casa.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

29 «¿Viste cómo Acab se ha humillado ante mí? Por haberse humillado, no haré lo que prometí mientras él viva, sino que traeré la desgracia sobre sus hijos. Destruiré su dinastía».

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La Biblia Textual 3a Edicion

29 ¿Has visto cómo se ha humillado Acab delante de mí? Por cuanto se ha humillado delante de mí, no traeré el mal en sus días, sino que el mal sobre su casa lo traeré en los días de su hijo.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

29 '¿Has visto cómo Ajab se ha humillado delante de mí? Por haberse humillado delante de mí, no traeré la desgracia sobre su casa durante su vida, sino que la traeré durante la vida de su hijo'.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

29 ¿No has visto cómo Acab se ha humillado delante de mí? Pues por cuanto se ha humillado delante de mí, no traeré el mal en sus días; en los días de su hijo traeré el mal sobre su casa.

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1 Reyes 21:29
27 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

El Señor no se demora en cumplir su promesa, como algunos dicen, sino que es generoso con ustedes, y no quiere que se pierda nadie, sino que todos lleguen a la conversión.


¿Qué Dios hay como tú, que borra la falta y que perdona el crimen; que no se encierra para siempre en su enojo, sino que le gusta perdonar?'


Les dijo: '¡Láncenla por la ventana!' Y la lanzaron. Su sangre salpicó el muro y los caballos que pasaban la pisotearon.


Mas tú, Señor, Dios tierno y compasivo, lento para enojarte, lleno de amor y lealtad,


Los hijos de extranjeros me adulan, apenas oyen mi voz, me obedecen.


Jehú dio muerte a todos los que aún estaban vivos de la casa de Ajab en Yizreel: a sus consejeros, sirvientes, sacerdotes; no dejó a nadie con vida.


Esto sería aprovecharte de Dios y de su inmensa bondad, paciencia y comprensión, y no ver que esa bondad te quiere llevar a la conversión.


¿Es que no ves lo que ellos hacen en las ciudades de Judá y en las calles de Jerusalén?


Digan a Dios: ¡Qué terribles son tus obras! Tu fuerza es tal que tus enemigos se convierten en tus aduladores.


Moisés y Aarón fueron al palacio de Faraón, al que le dijeron: 'Esto dice Yavé, Dios de los hebreos: ¿Hasta cuándo te negarás a humillarte ante mí? Deja que mi pueblo salga para ofrecerme sacrificios.


Y volviéndose hacia la mujer, dijo a Simón: '¿Ves a esta mujer? Cuando entré en tu casa, no me ofreciste agua para los pies, mientras que ella me ha lavado los pies con sus lágrimas y me los ha secado con sus cabellos.


No te postres ante esos dioses, ni les sirvas, porque yo, Yavé, tu Dios, soy un Dios celoso. Yo pido cuentas a hijos, nietos y biznietos por la maldad de sus padres que no me quisieron.


Entonces se le dirigió a Elías de Tisbé una palabra de Yavé: '¿Te has fijado como Ajab ha hecho penitencia en mi presencia?'


La paz entre Aram e Israel duró tres años.


Tu corazón se ha conmovido y te has humillado delante de Yavé al oír lo que se dice en contra de este lugar y de sus habitantes, cuya suerte será espantosa, como una verdadera maldición. Rasgaste tu ropa y lloraste delante de mí y yo te he atendido -¡oráculo de Yavé!


Cuando Yavé vio que se habían humillado, dirigió nuevamente su palabra a Semaías: 'Ustedes se han humillado y por esta razón no los destruiré, sino que dentro de poco les daré la salvación y no derramaré mi cólera sobre Jerusalén por mano de Sosaq.


el rey comentaba: '¿No es esta la gran Babilonia que construí con mi poder y mi fuerza, la que he convertido en mi residencia real y que será la gloria de mi reino?'


No haré esto mientras vivas, en consideración a tu padre David, pero a tu hijo se lo quitaré.


Jehú tendió su arco y disparó una flecha a Yoram, la que penetró por la espalda y le atravesó el corazón; el rey se desplomó en su carro.


Vivían en Samaría setenta hijos de Ajab. Jehú escribió unas cartas y las envió a Samaría. Mandaba decir a los jefes de la ciudad, a los ancianos y a los que educaban a los hijos de Ajab:


si todo esto lo ha hecho mi mano y todo esto es mío?, dice Yavé. Pero en quien fijo realmente mis ojos es en el pobre y en el corazón arrepentido, que se estremece por mi palabra.


¡Oigan lo que les dice Yavé a ustedes que se estremecen por su palabra! Sus hermanos, que los odian y que no se juntan con ustedes por causa de mi Nombre, dicen: 'Que Yavé demuestre su poder, para que podamos ver la alegría de ustedes. Pero son ellos los que serán humillados.


Al ver Dios lo que hacían y cómo se habían arrepentido de su mala conducta, se arrepintió él también y no los castigó como los había amenazado.


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