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1 Reyes 20:34 - Biblia Católica (Latinoamericana)

34 Ben-Hadad le dijo: 'Te devolveré las ciudades que mi padre quitó a tu padre, y tú podrás instalar casas de negocio en Damasco así como mi padre las había instalado en Samaría'. Ajab le respondió: 'No te dejaré ir sin hacer antes un tratado'. Firmó pues con él un tratado y lo dejó irse.

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Biblia Reina Valera 1960

34 Y le dijo Ben-adad: Las ciudades que mi padre tomó al tuyo, yo las restituiré; y haz plazas en Damasco para ti, como mi padre las hizo en Samaria. Y yo, dijo Acab, te dejaré partir con este pacto. Hizo, pues, pacto con él, y le dejó ir.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

34 Ben-adad le dijo: —Te devolveré las ciudades que mi padre le quitó a tu padre, y puedes establecer lugares de comercio en Damasco, como hizo mi padre en Samaria. Entonces Acab le dijo: —Te dejaré en libertad con estas condiciones. Así que hicieron un nuevo tratado y Ben-adad quedó en libertad.

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La Biblia Textual 3a Edicion

34 Y le dijo:° Las ciudades que mi padre quitó a tu padre las restituiré; y harás para ti plazas en Damasco, como mi padre las hizo en Samaria. Y yo° te dejaré ir con este pacto. E hizo un pacto con él, y lo dejó ir.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

34 Dijo entonces Ben Hadad: 'Las ciudades que mi padre tomó al tuyo te las devolveré; y tú podrás establecer mercados en Damasco, como mi padre los estableció en Samaría'. 'Y yo -dijo Ajab- por esta alianza te dejaré partir'. Hizo, pues, alianza con él y lo dejó partir.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

34 Y le dijo Benadad: Las ciudades que mi padre tomó de tu padre, yo las restituiré; y haz plazas en Damasco para ti, como mi padre las hizo en Samaria. Y yo, dijo Acab, te dejaré partir con este pacto. Hizo, pues, pacto con él, y le dejó ir.

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1 Reyes 20:34
12 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

Ben-Hadad escuchó al rey Azá, envió a sus comandantes a asaltar las ciudades de Israel. Atacó Iyón, Dan, Abel-Bet-Maaca, toda la región del lago de Genezaret y todo el territorio de Neftalí.


Pues si se perdona al malvado, no aprende la justicia y sigue haciendo el mal en la tierra del derecho, pues no teme la majestad de Yavé.


Entonces dijo al rey: 'Escucha esta palabra de Yavé: Como dejaste que escapara el hombre que yo había condenado al anatema, tu vida pagará por la suya, y tu pueblo por su pueblo'.


No digan ustedes: ¡Conspiración!' cada vez que la gente dice: '¡Conspiración!'. No teman lo que ellos temen, ni tengan miedo.


Ahora bien, el rey de Aram había ordenado a los jefes de sus carros de guerra: 'No ataquen a nadie, ni a los grandes ni a los chicos, tan sólo al rey de Israel.


Ben-Hadad escuchó al rey Asá y envió a los jefes de su ejército contra las ciudades de Israel; conquistó Iyón, Dan, Abel-Maim y todos los depósitos de las ciudades situadas en Neftalí.


El rey de Aram había dado esta orden a sus treinta y dos jefes de carros: 'No ataquen a ningún chico ni grande, sino sólo al rey de Israel'.


Poco más de un mes después, Najaz el amonita puso sitio a Yabés de Galaad. Toda la gente de Yabés dijo a Najaz: '¡Haz la paz con nosotros y te serviremos!'


Los otros, que no esperaban tanto, dijeron inmediatamente: '¡Sí, Ben-Hadad es tu hermano!' El rey respondió: '¡Vayan a buscarlo!' Ben-Hadad fue pues a donde estaba Ajab y éste lo hizo subir a su carro.


Cuando las entregue en tus manos y tú las derrotes, los exterminarás según la ley del anatema. No harás alianza con ellas ni les tendrás compasión.


Hizo prisionero a Agag, rey de los amalecitas y pasó a cuchillo a toda la población debido al anatema.


Pero Saúl y su ejército no quisieron condenar al anatema a Agag y a lo mejor del ganado menor y mayor, los animales gordos y los corderos, en una palabra, todo lo que era bueno. Al contrario, exterminaron todo lo que, en el ganado, era malo y sin valor.


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