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1 Reyes 18:7 - Biblia Católica (Latinoamericana)

7 Cuando Obadías iba de camino, le salió al encuentro Elías. Obadías lo reconoció, se echó con el rostro en tierra y dijo: '¿Eres tú Elías, mi señor?'

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Biblia Reina Valera 1960

7 Y yendo Abdías por el camino, se encontró con Elías; y cuando lo reconoció, se postró sobre su rostro y dijo: ¿No eres tú mi señor Elías?

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Biblia Nueva Traducción Viviente

7 Mientras Abdías iba caminando, de pronto vio que Elías se le acercaba. Abdías lo reconoció enseguida y se postró hasta el suelo ante él. —¿De verdad eres tú, mi señor Elías? —preguntó.

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La Biblia Textual 3a Edicion

7 Y cuando Abdías iba por el camino, he aquí Elías venía a su encuentro; y como lo reconoció, cayó sobre su rostro y le preguntó: ¿Eres tú mi señor Elías?

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

7 Mientras Abdías iba por su camino, le salió al encuentro Elías. Al reconocerlo, se postró rostro en tierra y exclamó: '¿Eres tú Elías, mi señor?'.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

7 Y yendo Abdías por el camino, se topó con Elías; y como lo reconoció, se postró sobre su rostro, y dijo: ¿No eres tú mi señor Elías?

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1 Reyes 18:7
16 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

¿Qué iban ustedes a ver? ¿Un hombre con ropas finas? Los que visten ropas finas viven en palacios.


Además de la piel que llevaba colgada de la cintura, Juan no tenía más que un manto hecho de pelo de camello. Su comida eran langostas y miel silvestre.


Vendrán a verte y se inclinarán ante ti los hijos de los que te humillaban, y se echarán a tus pies los que te despreciaban. Te llamarán: 'Ciudad de Yavé', 'Sión del Santo de Israel'.


Un día en que Jeroboam había salido de Jerusalén, el profeta Ajías de Silo lo encontró. El profeta iba vestido con un manto nuevo y estaban los dos solos en el campo.


y lo acompañaban mil hombres de la tribu de Benjamín. También Siba, el mayordomo de la casa de Saúl, había bajado al Jordán junto con sus quince hijos y sus veinte sirvientes al encuentro del rey David,


Cuando se fue, David salió de su escondite, se echó de bruces en el suelo y se inclinó tres veces. En seguida se abrazaron y lloraron un largo rato el uno sobre el otro, pero había llegado el momento de la partida para David.


Aarón le dijo entonces a Moisés: 'Te lo suplico, Señor, no nos hagas pagar este pecado, esta locura de la que estábamos poseídos.


Sus hermanos vinieron y se echaron a sus pies, diciendo: 'Aquí nos tienes, somos tus esclavos.


Te ruego, pues, que yo quede en lugar del joven como esclavo de mi señor, para que así el muchacho suba con sus hermanos.


y nosotros contestamos: 'Tenemos todavía nuestro padre muy anciano, con un muchachito que le nació en su vejez. Este tenía otro hermano, hijo de la misma madre, pero murió y le queda sólo ese hijo de ella. Por esto su padre lo quiere mucho.


Contestó Judá: '¿Qué podemos decir a mi señor, y cómo podemos justificarnos? Dios ha descubierto alguna falta en tus servidores. En adelante seremos esclavos de mi señor, junto con aquél en cuyo poder se encontró la copa.


Sara se rió, mientras pensaba: 'Ahora que soy anciana, ¿haré el amor con mi marido que es tan viejo?'


Al levantar sus ojos, Abrahán vio a tres hombres que estaban parados a poca distancia. En cuanto los vio, corrió hacia ellos y se postró en tierra,


Se repartieron pues el país para recorrerlo: Ajab se fue solo por un camino, y Obadías se fue solo por otro.


Este le respondió: 'Sí, yo soy. Vete a decir a tu amo que he llegado'.


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