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1 Reyes 18:2 - Biblia Católica (Latinoamericana)

2 Partió pues Elías para presentarse ante Ajab. El hambre era terrible en Samaría.

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កំណែច្រើនទៀត

Biblia Reina Valera 1960

2 Fue, pues, Elías a mostrarse a Acab. Y el hambre era grave en Samaria.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

2 Entonces Elías fue a ver al rey Acab. Mientras tanto, el hambre se hizo muy intensa en Samaria.

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La Biblia Textual 3a Edicion

2 Y fue Elías a presentarse ante Acab. Y la hambruna era aguda en Samaria.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

2 Fue, pues, Elías a presentarse a Ajab. El hambre arreciaba en Samaría.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

2 Fue, pues, Elías a mostrarse a Acab. Y había gran hambre en Samaria.

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1 Reyes 18:2
16 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

Si salgo al campo, veo personas atravesadas por la espada; si me vuelvo a la ciudad, encuentro a la gente torturada por el hambre. Y por más que se muevan los profetas y los sacerdotes, no encuentran la razón de esto.


Yo, yo soy el que te consuela. ¿Por qué tienes miedo a los hombres que mueren, a un hijo de hombre que desaparecerá como el pasto?


El malhechor huye cuando nadie lo persigue, el justo en cambio se siente más seguro que el león.


Que mi alma quede limpia de malicia, purifícame de mi pecado.


El Señor es mi luz y mi salvación, ¿a quién he de temer? Amparo de mi vida es el Señor, ¿ante quién temblaré?


Grande fue el hambre en Samaría; era tal la situación que la cabeza de un burro valía ochenta piezas de plata y un puñado de garbanzos, cinco.


Yo les quitaré el pan, hasta el punto que diez mujeres cocerán todo su pan en un solo horno, y se lo darán tan medido que no se podrán saciar.


Mucho tiempo después -hacía ya tres años- fue dirigida la palabra de Dios a Elías: 'Vete y preséntate a Ajab, pues haré caer la lluvia sobre la tierra'.


Ajab acababa de enviar a Obadías, administrador del palacio real; ese Obadías tenía realmente el temor de Yavé.


Sus esfuerzos se perderán, su tierra no dará sus productos ni los árboles darán sus frutos.


Ya que has procedido así, dice Yavé, no te levantarás de la cama en que te has acostado; has de saber que morirás'. Y Elías se alejó.


Oigo todo el día palabras hirientes, no piensan más que en hacerme daño.


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