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1 Reyes 14:4 - Biblia Católica (Latinoamericana)

4 Así lo hizo la mujer de Jeroboam: se fue para Silo y entró en la casa de Ajías. Este ya no podía ver, tenía fija la vista por su avanzada edad.

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Biblia Reina Valera 1960

4 Y la mujer de Jeroboam lo hizo así; y se levantó y fue a Silo, y vino a casa de Ahías. Y ya no podía ver Ahías, porque sus ojos se habían oscurecido a causa de su vejez.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

4 Entonces la esposa de Jeroboam fue a la casa de Ahías en Silo. El hombre ya era anciano y no podía ver;

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La Biblia Textual 3a Edicion

4 Y así lo hizo la mujer de Jeroboam, y se levantó, fue a Silo y llegó a la casa de Ahías. Y Ahías ya no podía ver, pues sus ojos se habían quedado fijos por la vejez.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

4 Hízolo así la mujer de Jeroboán: se fue a Siló y entró en la casa de Ajías. Ajías no podía ya ver, porque sus ojos se habían quedado yertos a causa de su vejez.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

4 Y la esposa de Jeroboam lo hizo así; y se levantó, y fue a Silo, y vino a casa de Ahías. Y Ahías ya no podía ver, porque sus ojos se habían oscurecido a causa de su vejez.

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1 Reyes 14:4
12 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

Un día en que Jeroboam había salido de Jerusalén, el profeta Ajías de Silo lo encontró. El profeta iba vestido con un manto nuevo y estaban los dos solos en el campo.


él tenía entonces noventa y ocho años, su mirada estaba fija y ya no veía.


Ese día estaba Helí acostado en su cama; sus ojos estaban tan débiles que ya no veía.


Cuando tiemblen los guardias de la casa, y se encorven los porteros, cuando lo que queda de muelas deje de moler, y se queden ciegos los que miran detrás de las ventanas.


El tiempo de nuestros años es de setenta, y de ochenta si somos robustos. La mayoría son de pena y decepción, transcurren muy pronto y nos llevan volando.


Jeroboam dijo a su mujer: 'Tú debes hacer esto: disfrázate para que no sepan que eres la mujer de Jeroboam, y luego ve a Silo. Allí está el profeta Ajías que me anunció que reinaría en este pueblo.


La comunidad entera de los israelitas se reunió en Silo y allí levantaron la Tienda de las Declaraciones divinas. El país les estaba sometido.


Tenía Moisés ciento veinte años cuando murió. No había perdido su vigor y sus ojos veían aún claramente.


Israel tenía los ojos debilitados por la vejez y no podía ver. Cuando José se los acercó, él los abrazó y los besó.


Siendo Isaac ya anciano, y con sus ojos tan debilitados que no veía nada, llamó a su hijo mayor Esaú. Como le dijera: '¡Hijo mío!', Esaú respondió: 'Aquí estoy.


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