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1 Reyes 11:36 - Biblia Católica (Latinoamericana)

36 daré sin embargo una tribu a su hijo para que David mi servidor tenga siempre una lámpara delante de mí en Jerusalén, la ciudad que escogí para que en ella habitara mi Nombre.

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Biblia Reina Valera 1960

36 Y a su hijo daré una tribu, para que mi siervo David tenga lámpara todos los días delante de mí en Jerusalén, ciudad que yo me elegí para poner en ella mi nombre.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

36 Su hijo tendrá una tribu para que los descendientes de David, mi siervo, sigan reinando y, como una lámpara, brillen en Jerusalén, la ciudad que he escogido para que sea el lugar para mi nombre.

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La Biblia Textual 3a Edicion

36 Y a su hijo le daré una tribu, para que mi siervo David tenga en él una lámpara delante de mí todos los días en Jerusalem, la ciudad que Yo me escogí para poner allí mi Nombre.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

36 A su hijo le quedará una tribu, para que mi siervo David tenga siempre ante mí una lámpara en Jerusalén, la ciudad que yo elegí para establecer en ella mi nombre.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

36 Y a su hijo le daré una tribu, para que mi siervo David tenga una lámpara todos los días delante de mí en Jerusalén, la ciudad que yo he elegido para poner en ella mi nombre.

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1 Reyes 11:36
25 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

Pero Yavé no quiso destruir a Judá, en consideración a David su servidor, y a la promesa que le había hecho de darle siempre un heredero entre sus hijos.


Pero Yavé quería conservar una lámpara a David en Jerusalén: su hijo reinó en su lugar después de él y Jerusalén fue protegida.


Y aún así, no le quitaré todo el reino, le dejaré una tribu en consideración a David mi servidor y a Jerusalén que yo elegí'.


Allí haré brotar un cuerno para David, allí pondré una lámpara para mi ungido.


Pero Yavé no quiso destruir la descendencia de David, a causa de la alianza que había hecho con David, cuando le prometió que le guardaría siempre una lámpara a él y a sus hijos.


Pero Abisaí, hijo de Seruya, fue a auxiliar a David, hirió al filisteo y lo mató. Los hombres de David le insistieron entonces: 'No vengas más a la guerra con nosotros, pues no debe apagarse la lámpara de Israel'.


Me trasladó en espíritu a un cerro muy grande y elevado y me mostró la Ciudad Santa de Jerusalén, que bajaba del cielo de junto a Dios,


Ustedes, en cambio, se han acercado al cerro de Sión, a la ciudad del Dios vivo, a la Jerusalén celestial con sus innumerables ángeles,


Sin embargo dejaré una tribu a Salomón en consideración a mi servidor David y a Jerusalén, la ciudad que escogí en medio de todas las tribus de Israel.


Yavé le dijo: 'He escuchado la oración y la súplica que tú has elevado hasta mí, y consagré esta Casa que tú construiste para que en ella habitara mi Nombre para siempre.


Ahora dígnate bendecir la familia de tu servidor; que tu bendición acompañe siempre a mi familia, como tú, Señor Yavé, lo has dicho'.


Tu casa y tu realeza estarán para siempre ante mí, tu trono será firme para siempre'.


¡Oh Yavé, tú eres mi luz! El, Yavé, ilumina mis tinieblas.


Haré que reines sobre todo lo que deseas; reinarás en Israel.


Los israelitas que vivían en las ciudades de Judá reconocieron a Roboam como rey).


Roboam, hijo de Salomón, reinó en Judá; tenía cuarenta y un años cuando subió al trono. Reinó diecisiete años en Jerusalén, la ciudad que había elegido Yavé entre todas las tribus de Israel para que en ella habitara su Nombre. Su madre era Naama la amorrea.


y Yavé mantendrá la palabra que me dijo: Si tus hijos vigilan su comportamiento, si caminan delante de mí sinceramente con todo su corazón y con toda su alma, tendrás siempre un descendiente en el trono de Israel.


Que tus ojos estén abiertos día y noche sobre esta Casa, sobre este lugar del cual has dicho: Allí habitará mi Nombre. Escucha la oración que hará tu servidor en este lugar.


Había todavía cosas buenas en Judá. Se afianzó, pues, el poder del rey Roboam en Jerusalén. Roboam tenía cuarenta y un años cuando comenzó a reinar y reinó diecisiete años en Jerusalén, la ciudad que había elegido Yavé de entre todas las tribus de Israel para poner en ella su nombre. La madre de Roboam era amonita y se llamaba Noama.


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