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1 Crónicas 21:13 - Biblia Católica (Latinoamericana)

13 David respondió a Gad: 'Estoy en gran angustia. Pero caiga yo en manos de Yavé, porque es grande su misericordia, y no caiga en manos de los hombres.

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Biblia Reina Valera 1960

13 Entonces David dijo a Gad: Estoy en grande angustia. Ruego que yo caiga en la mano de Jehová, porque sus misericordias son muchas en extremo; pero que no caiga en manos de hombres.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

13 —¡Estoy en una situación desesperada! —le respondió David a Gad—. Mejor que caiga yo en las manos del Señor, porque su misericordia es muy grande, y que no caiga yo en manos humanas.

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La Biblia Textual 3a Edicion

13 Respondió David a Gad: Estoy en grande angustia, pero ¡caiga ahora yo en mano de YHVH, porque muchas son sus misericordias, y no caiga en mano de hombres!

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

13 Respondió David a Gad: 'Me veo en un gran aprieto. Pero prefiero caer en manos de Yahveh, cuya misericordia es muy grande, a que yo caiga en manos de los hombres'.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

13 Entonces David dijo a Gad: Estoy en grande angustia: ruego que yo caiga en la mano de Jehová; porque sus misericordias son muchas en extremo. Y que no caiga yo en manos de hombres.

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1 Crónicas 21:13
31 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

Como confía en la aurora el centinela, así Israel confíe en el Señor; porque junto al Señor está su bondad y la abundancia de sus liberaciones,


Es espantoso caer en las manos del Dios vivo.


Estoy apretado por los dos lados: por una parte siento gran deseo de largarme y estar con Cristo, lo que sería sin duda mucho mejor.


Que el malvado deje sus caminos, y el criminal sus proyectos; vuélvanse a Yavé, que tendrá piedad de ellos, a nuestro Dios, que está siempre dispuesto a perdonar.


Ahora mi alma está turbada. ¿Diré acaso: Padre, líbrame de esta hora? ¡Si precisamente he llegado a esta hora para enfrentarme con todo esto!


Yo quiero felicitar a Yavé por sus favores y cantar sus alabanzas, por todo lo que ha hecho por nosotros, por la gran bondad que demostró a Israel, que nos demostró al compadecerse de nosotros y darnos tantos beneficios.


Me había enojado con mi pueblo y había rechazado a los míos. Los había entregado a tus manos, pero tú no tuviste compasión y, sobre el anciano, hiciste caer tu yugo aplastante.


Se lo echan al hombro y lo llevan, después lo colocan donde va a quedar, y allí está sin que se mueva de su sitio. Por más que le hablan, no responde y a nadie salva de la ruina.


El justo tiene atenciones hasta con sus animales; el malvado, en cambio, no tiene entrañas.


Pero de ti procede el perdón, y así se te venera.


Nuestros padres en Egipto no entendieron nada de tus milagros, se olvidaron de tus favores sin cuento, se rebelaron contra el Altísimo junto al Mar Rojo.


El Señor es ternura y compasión, lento a la cólera y lleno de amor;'


Mas tú, Señor, Dios tierno y compasivo, lento para enojarte, lleno de amor y lealtad,


Tú eres, Señor, bueno e indulgente, lleno de amor con los que te invocan.


Respóndeme, Señor, pues tu amor es bondad, vuélvete hacia mí por tu gran misericordia.


Pero a ti, oh Dios, sube mi oración, sea ése el día de tu favor. Según tu gran bondad, oh Dios, respóndeme, sálvame tú que eres fiel.


Pero yo por tu inmensa bondad puedo entrar en tu casa; frente a tu santo templo me prosterno con toda reverencia.


Reúne a todos los judíos que hay en Susa y que ayunen por mí. No coman ni beban durante tres días y tres noches, y yo, por mi parte, también ayunaré con mis damas; ya que iré a ver al rey en contra de la ley, si tengo que morir, moriré».


Los servidores del rey saben muy bien, igual como el pueblo de las provincias del rey, que cualquiera, hombre o mujer, que entre en los aposentos privados del rey sin haber sido llamado, es reo de muerte. La ley no hace excepciones al respecto, únicamente aquel a quien el rey tienda su cetro de oro puede salvar su vida. Y lo que es yo, hace treinta días que no he sido llamada por el rey».


Había allí un profeta de Yavé, llamado Obred, que salió al encuentro del ejército que volvía a Samaria y les dijo: 'Miren que Yavé, el Dios de sus padres, estaba irritado contra la gente de Judá y por esto los ha entregado en manos de ustedes. Pero ustedes los han matado con una crueldad increíble.


Si nos decidimos a entrar en la ciudad, moriremos, pues hay hambre en la ciudad. Si nos quedamos aquí también moriremos. Mejor desertemos y vayamos al campamento de los arameos. Si nos dejan con vida, viviremos, y si nos matan, moriremos'.


El sirviente del hombre de Dios se levantó muy temprano y, cuando salió, vio que un regimiento rodeaba la ciudad con sus caballos y carros. El muchacho dijo a Eliseo: '¡Ay, señor mío! ¿Qué vamos a hacer?'


Después de lo que acabo de oír, me llena de terror lo que vas a hacer, oh Yavé, y que realizarás a los muchos años, que darás a conocer en aquellos días. ¡No olvides tu misericordia en el tiempo de tu enojo!


¿Qué Dios hay como tú, que borra la falta y que perdona el crimen; que no se encierra para siempre en su enojo, sino que le gusta perdonar?'


Se dirigió a Yavé y le dijo: 'Ah, Yavé, es exactamente lo que yo preveía cuando estaba todavía en mi tierra, y por esto traté de huir a Tarsis. Yo sabía que tú eres un Dios clemente y misericordioso, paciente y lleno de bondad, siempre dispuesto a perdonar.


¿Quién sabe si Dios se arrepentirá y cesará su enojo, de manera que no nos haga morir?'


Si llega a afligir, luego se compadece, según su inmenso amor;'


Mira desde los cielos, y ve desde tu santo y lujoso aposento: ¿Dónde están tu preocupación y tu poder? ¿Por qué ya no se conmueven tus entrañas? Ah, no sigas sin sentir pena por nosotros,


Frecuentes son, Señor, tus misericordias, hazme vivir según tus juicios.


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