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1 Corintios 9:14 - Biblia Católica (Latinoamericana)

14 El Señor ha ordenado, de igual manera, que los que anuncian el Evangelio vivan del Evangelio.

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Biblia Reina Valera 1960

14 Así también ordenó el Señor a los que anuncian el evangelio, que vivan del evangelio.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

14 Del mismo modo, el Señor ordenó que los que predican la Buena Noticia sean sostenidos por los que reciben el beneficio del mensaje.

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La Biblia Textual 3a Edicion

14 Así también ordenó el Señor a los que proclaman el evangelio, que vivan del evangelio.°

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

14 De la misma manera, el Señor dispuso que quienes anuncian el evangelio, del evangelio vivan.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

14 Así también ordenó el Señor que los que predican el evangelio, vivan del evangelio.

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1 Corintios 9:14
13 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

Nada de provisiones para el viaje, o vestidos de repuesto; no lleven bastón ni sandalias, porque el que trabaja se merece el alimento.


El que se hace instruir, debe retribuir al que lo instruye con cualquier cosa que tenga.


¿No tenemos acaso derecho a que nos den de comer y de beber?


Mientras se queden en esa casa, coman y beban lo que les ofrezcan, porque el obrero merece su salario.


No vayan de casa en casa. Cuando entren en una ciudad y sean bien recibidos, coman lo que les sirvan,


pues eran del mismo oficio y se dedicaban a fabricar tiendas. Y se quedó a vivir y a trabajar con ellos.


Pues aunque tuvieran diez mil monitores de vida cristiana, no pueden tener muchos padres, y he sido yo quien les transmitió la vida en Cristo Jesús por medio del Evangelio.


Si nosotros hemos sembrado en ustedes riquezas espirituales, ¿será mucho que cosechemos entre ustedes algunas cosas de este mundo?


Si otros compartieron lo que ustedes tenían, con mayor razón lo podíamos hacer nosotros, pero no hicimos uso de este derecho y lo soportamos todo para no crear obstáculos al Evangelio de Cristo.


Pues ¿cómo podría alardear de que anuncio el Evangelio? Estoy obligado a hacerlo, y ¡pobre de mí si no proclamo el Evangelio!


Así, pues, llegué a Tróade para predicar el Evangelio de Cristo, y gracias al Señor se me abrió una puerta.


El Evangelio que les llevamos no se quedó sólo en palabras, sino que hubo milagros y Espíritu Santo, dejándoles plena convicción. Y tampoco han olvidado cómo nos portamos entre ustedes y en atención a ustedes.


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