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1 Corintios 3:18 - Biblia Católica (Latinoamericana)

18 Que nadie se engañe. Si uno es sabio según el mundo y pasa por tal entre ustedes, que se haga tonto y llegará a ser sabio.

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Biblia Reina Valera 1960

18 Nadie se engañe a sí mismo; si alguno entre vosotros se cree sabio en este siglo, hágase ignorante, para que llegue a ser sabio.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

18 Dejen de engañarse a sí mismos. Si piensan que son sabios de acuerdo con los criterios de este mundo, necesitan volverse necios para ser verdaderamente sabios.

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La Biblia Textual 3a Edicion

18 Nadie se engañe a sí mismo. Si alguno entre vosotros piensa ser sabio en el tiempo presente, hágase necio para llegar a ser sabio.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

18 Que nadie se llame a engaño. Si alguno entre vosotros se tiene por sabio según este mundo, que se haga necio para hacerse sabio;

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

18 Nadie se engañe a sí mismo; si alguno entre vosotros se cree ser sabio en este mundo, hágase ignorante, para que llegue a ser sabio.

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1 Corintios 3:18
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Confía en el Señor con todo el corazón, y no te fíes de tu propia sabiduría.


¡Ay de los que se creen sabios y se consideran inteligentes!


Si alguno se cree algo, cuando no es nada, se engaña a sí mismo.


Pongan por obra lo que dice la Palabra y no se conformen con oírla, pues se engañarían a sí mismos.


En verdad les digo que el que no reciba el Reino de Dios como un niño no entrará en él.


El que se haga pequeño como este niño, ése será el más grande en el Reino de los Cielos.


En verdad les digo: quien no reciba el Reino de Dios como un niño, no entrará en él.


Si alguno se cree muy religioso, pero no controla sus palabras, se engaña a sí mismo y su religión no vale.


Pues también nosotros fuimos de esos que no piensan y viven sin disciplina: andábamos descarriados, esclavos de nuestros deseos, buscando siempre el placer. Vivíamos en la malicia y la envidia, éramos insoportables y nos odiábamos unos a otros.


Que nadie los engañe con razonamientos vacíos, pues son estas cosas las que Dios se prepara a condenar en los enemigos de la fe:


¿No saben acaso que los injustos no heredarán el Reino de Dios? No se engañen: ni los que tienen relaciones sexuales prohibidas, ni los que adoran a los ídolos, ni los adúlteros, ni los homosexuales y los que sólo buscan el placer,


Nosotros somos unos locos por Cristo, ustedes tienen la sabiduría cristiana. Nosotros somos débiles y ustedes fuertes. Ustedes son gente considerada y nosotros despreciados.


¿Cómo pueden ustedes decir: 'Somos sabios y poseemos la Ley de Yavé?' Cuando es bien cierto que la ha cambiado en mentira la pluma falaz de los escribientes.


¿Ves a ese hombre que se tiene por sabio? Más se puede esperar de un tonto.


No te creas el más sabio: ten el temor de Yavé y mantente alejado del mal.


Si decimos que no tenemos pecado, nos estamos engañando a nosotros mismos, y la verdad no está en nosotros.


Mientras tanto los pecadores y los embusteros irán de mal en peor, yendo juntos los engañadores y los engañados.


No se engañen, nadie se burla de Dios: al final cada uno cosechará lo que ha sembrado. El que siembra en la carne, y en la propia, cosechará de la carne corrupción y muerte.


No se dejen engañar: las doctrinas malas corrompen las buenas conductas.


Vivan en armonía unos con otros. No busquen grandezas y vayan a lo humilde; no se tengan por sabios.


Ese es un hombre que se alimenta de cenizas; tiene su corazón engañado y se perderá. ¿No será capaz de recapacitar y de preguntarse: '¿Qué tengo en las manos sino puras mentiras?'


Quiero, hermanos, que entiendan este misterio y no se sientan superiores. Una parte de Israel va a quedarse endurecida hasta que el conjunto de las naciones haya entrado;'


Jesús contestó: 'Estén sobre aviso y no se dejen engañar; porque muchos usurparán mi nombre y dirán: 'Yo soy el Mesías, el tiempo está cerca'. No los sigan.


Y ahora, hijo mío, no te apartes de mis consejos.


Yavé les recomienda, pues, a ustedes, que no se engañen pensando que los caldeos se van a ir para siempre de aquí, pues ¡no se van a ir!


La semilla que cayó entre cardos, es aquel que oye la Palabra, pero luego las preocupaciones de esta vida y los encantos de las riquezas ahogan esta palabra, y al final no produce fruto.


Si alguno destruye el templo de Dios, Dios lo destruirá a él. El templo de Dios es sagrado, y ese templo son ustedes.


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