Isaías 57 - Biblia Serafín de Ausejo 19751 Perece el justo, y nadie hace caso. Se llevan a los hombres leales sin que nadie lo advierta. Por culpa del malvado se llevan al justo 2 y entra en la paz. Descansan en sus lechos los que van por el camino recto. 3 Vosotros, acercaos acá, hijos de la agorera, linaje de adúltero y de prostituida: 4 ¿a costa de quién os divertís? ¿A costa de quién abrís la boca y sacáis la lengua? ¿No sois hijos rebeldes vosotros, prole bastarda, 5 que os enceláis entre terebintos, bajo cualquier árbol frondoso; que sacrificáis niños en las torrenteras, bajo las grietas de las rocas? 6 En los guijarros del torrente tengas tu herencia: ellos, ellos sean tu porción; sobre ellos derramaste libaciones, les ofreciste oblación. ¿Voy a compadecerme por esto? 7 Sobre una montaña alta y encumbrada pusiste tu yacija; hasta allí subiste a ofrecer sacrificios. 8 Detrás de la puerta y de las jambas pusiste tu emblema; sí, prescindiendo de mí, te descubriste, subiste y ensanchaste tu yacija; te interesaste por ellos, amaste su yacija, examinaste el falo. 9 Fuiste a Mélec con ungüentos, prodigaste tus perfumes; enviaste tus legados a lo lejos, allá abajo hasta el seol. 10 Por tu largo viaje te cansaste, pero no dijiste: '¡Es desesperante!'. La vitalidad de tu falo hallaste, por eso no desfalleciste. 11 ¿Ante quién temblabas y temías cuando mentías? De mí no te acordabas ni te lo tomabas a pecho. ¿No soy yo quien calla y disimula? Por eso a mí no me temías. 12 Yo denunciaré tu justicia y tus obras, que de nada te valdrán. 13 Cuando grites, que te salven tus ganancias. A todos ellos los llevará el viento, los arrebatará un soplo; pero quien se refugia en mí heredará la tierra y poseerá mi santa montaña. 14 Y se dirá: '¡Allanad, allanad, preparad el camino! ¡Quitad todo tropiezo del camino de mi pueblo! 15 Que así dice el Excelso, el Sublime, que reside en la eternidad y cuyo nombre es santo: 'En lo alto y en lo santo resido, y con el quebrantado y humilde de espíritu, para vivificar el espíritu de los humildes, para vivificar el corazón de los quebrantados. 16 Porque no por siempre reprendo, ni de continuo me enojo; pues ante mí se consumiría el espíritu y las almas que yo he creado. 17 Por su pecado de avaricia me enojé, lo herí, escondiéndome, enojado; él seguía obstinado su camino preferido; 18 he visto sus caminos. Pero voy a sanarlo y a guiarlo; voy a consolarlo. Y para sus afligidos 19 pondré este cántico en sus labios: paz, paz para el lejano y para el cercano, -dice Yahveh-. Yo lo sanaré'. 20 Los malos son como el mar embravecido, que no puede calmarse, y cuyas aguas remueven fango y cieno. 21 No hay paz, dice mi Dios, para los malvados'. |
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