Isaías 47 - Biblia Reina Valera Gómez (2023)1 Desciende y siéntate en el polvo, oh virgen, hija de Babilonia, siéntate en la tierra; no hay trono, oh hija de los caldeos; porque nunca más te llamarán tierna y delicada. 2 Toma el molino, y muele harina: descubre tus guedejas, descalza los pies, descubre las piernas, pasa los ríos. 3 Descubierta será tu desnudez, tu vergüenza será vista; tomaré venganza, y no te encontraré como hombre. 4 Nuestro Redentor, Jehová de los ejércitos es su nombre, el Santo de Israel. 5 Siéntate en silencio, y entra en tinieblas, oh hija de los caldeos; porque nunca más te llamarán: La señora de reinos. 6 Me enojé contra mi pueblo, profané mi heredad, y los entregué en tu mano; no les tuviste misericordia; sobre el anciano agravaste mucho tu yugo. 7 Y dijiste: Para siempre seré señora; y no consideraste estas cosas en tu corazón, ni te acordaste de tu postrimería. 8 Oye, pues, ahora esto, tú que eres dada a los placeres, la que está sentada confiadamente, la que dice en su corazón: Yo soy, y fuera de mí no hay más; no quedaré viuda, ni conoceré la pérdida de hijos. 9 Estas dos cosas te vendrán de repente en un mismo día, pérdida de hijos y viudez; en toda su fuerza vendrán sobre ti, por la multitud de tus hechicerías y por tus muchos encantamientos. 10 Porque confiaste en tu maldad, diciendo: Nadie me ve. Tu sabiduría y tu conocimiento te engañaron, y dijiste en tu corazón: Yo, y no más. 11 Por tanto vendrá sobre ti mal, que no sabrás ni de dónde vino; caerá sobre ti quebrantamiento, el cual no podrás remediar; y destrucción que no conoces, vendrá de repente sobre ti. 12 Permanece ahora en tus encantamientos, y con la multitud de tus hechizos, en los cuales te fatigaste desde tu juventud; quizá podrás mejorarte, quizá prevalecerás. 13 Te has fatigado en la multitud de tus consejos. Comparezcan ahora los astrólogos, los contempladores de las estrellas, los que pronostican los meses, y te salven de lo que vendrá sobre ti. 14 He aquí que serán como tamo; fuego los quemará, no librarán sus vidas del poder de la llama; no quedará brasa para calentarse, ni lumbre a la cual se sienten. 15 Así te serán aquellos con quienes has trabajado, los que han negociado contigo desde tu juventud; cada uno se irá por su camino, no habrá quien te salve. |
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