2 Entonces lo llamó y le dijo: “¿Qué es todo esto que me han dicho de ti? Preséntame un informe de todo mi dinero y posesiones, porque ya no vas a trabajar más para mí.”
Y vi que todos los que habían muerto, tanto los humildes como los poderosos, estaban de pie delante del trono. Y fueron abiertos los libros donde está escrito todo lo que cada uno hizo. También se abrió el libro donde están escritos los nombres de todos los que vivirán con Dios para siempre. Los muertos fueron juzgados de acuerdo con lo que habían hecho y con lo que decían los libros.
Algunas veces podemos darnos cuenta de que una persona está pecando, aun antes de que se le juzgue. Pero otras veces no nos damos cuenta hasta mucho después.
No dejes de usar las capacidades especiales que Dios te dio cuando los líderes de la iglesia pusieron sus manos sobre tu cabeza. El Espíritu Santo habló con ellos y les ordenó hacerlo.
Porque todos nosotros vamos a tener que presentarnos delante de Cristo, que es nuestro juez. Él juzgará lo que hicimos mientras vivíamos en este cuerpo, y decidirá si merecemos que nos premie o nos castigue.
Por eso, no culpen a nadie antes de que Jesucristo vuelva. Cuando él venga, dará a conocer todo lo que está oculto y todo lo que piensa cada uno de nosotros. Entonces Dios nos dará el premio que merezcamos.
El Señor Jesús le respondió: —El sirviente responsable y atento es aquel a quien el dueño de la casa deja encargado de toda su familia, para que les sirva la comida a tiempo.
»Cuando se hizo de noche, el dueño le dijo al jefe de los trabajadores: “Llama a cada uno de los trabajadores y págales, comenzando por los últimos que vinieron, y terminando por los que vinieron primero.”
Jesús también les dijo a sus discípulos: «Había una vez un hombre muy rico, que tenía un empleado encargado de cuidar todas sus riquezas; pero llegó a saber que ese empleado malgastaba su dinero.