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Jeremías 29:2 - Biblia Traducción en Lenguaje Actual

2-3 Esa carta la envié con Elasá hijo de Safán y con Guemarías hijo de Hilquías. A estos dos el rey Sedequías los había enviado antes a Babilonia, para hablar con el rey de ese país. Cuando yo envié la carta, ya habían sido llevados prisioneros a Babilonia el rey Joaquín, la reina madre, los funcionarios y jefes de Judá, y también los artesanos y los herreros. La carta decía:

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その他のバージョン

Biblia Reina Valera 1960

2 (después que salió el rey Jeconías, la reina, los del palacio, los príncipes de Judá y de Jerusalén, los artífices y los ingenieros de Jerusalén),

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Biblia Nueva Traducción Viviente

2 Esto sucedió luego de que el rey Joaquín, la reina madre, los funcionarios de la corte, los demás funcionarios de Judá y todos los artífices y los artesanos fueran deportados de Jerusalén.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

2 La escribió, después de salir de Jerusalén Jeconías, con la reina madre, sus sirvientes, los príncipes de Judá y de Jerusalén, los herreros y los cerrajeros.

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La Biblia Textual 3a Edicion

2 (Fue después que hubieron salido de Jerusalem el rey Jeconías, la reina madre, los eunucos, y los príncipes de Judá, con los artesanos y herreros de Jerusalem).

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

2 después de haber salido de Jerusalén el rey Jeconías, la reina madre, los eunucos, los príncipes de Judá y de Jerusalén, los herreros y los cerrajeros,

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Jeremías 29:2
13 相互参照  

También traeré de vuelta a Joaquín hijo de Joacín, que era rey de Judá, y a todos los habitantes de Judá que fueron llevados como esclavos a Babilonia. Yo soy el Dios de Israel, y les juro que voy a acabar con el poder del rey de Babilonia”.


Tiempo después, el rey Nabucodonosor tomó preso a Joaquín hijo de Joacín, que había sido rey de Judá, y se lo llevó a Babilonia. Con él se llevó a los jefes de Judá, y también a los artesanos y herreros. Poco después de eso, Dios me llevó a su templo, y allí me mostró dos canastas de higos.


También a algunos de tus hijos se los llevarán a Babilonia, y allí los harán esclavos y no les permitirán tener descendientes”.


Jehú miró hacia la ventana y preguntó: —¿Quién está de mi parte? ¿Quién? Dos o tres oficiales del palacio se asomaron para verlo.


Entre los israelitas no había quien trabajara el hierro. Los filisteos no se lo permitían, por temor a que se hicieran espadas y lanzas de ese metal. Ni siquiera tenían cómo afilar sus arados, azadones, hachas y picos. Por eso tenían que ir al país de los filisteos y pagarles mucho dinero para que les afilaran sus herramientas. El día de la batalla los únicos que tenían una espada y una lanza eran Saúl y Jonatán.


»Díganle al rey, y también a su madre, que bajen de su trono y se sienten en el suelo, pues ya no tienen derecho a lucir sus hermosas coronas.


En el palacio del rey trabajaba un hombre de Etiopía, que se llamaba Ébed-mélec, el cual supo que me habían arrojado al pozo. Un día en que el rey estaba en una reunión, frente al Portón de Benjamín,


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