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Isaías 26:3 - Biblia Traducción en Lenguaje Actual

3 Dios hará vivir en paz a quienes le son fieles y confían en él.

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その他のバージョン

Biblia Reina Valera 1960

3 Tú guardarás en completa paz a aquel cuyo pensamiento en ti persevera; porque en ti ha confiado.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

3 ¡Tú guardarás en perfecta paz a todos los que confían en ti, a todos los que concentran en ti sus pensamientos!

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Biblia Católica (Latinoamericana)

3 y se queda firme. Tú la guardas en paz porque confía en ti.

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La Biblia Textual 3a Edicion

3 Tú guardarás en completa paz a aquel cuyo pensamiento en ti persevera, Porque en ti ha confiado.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

3 Con propósito firme aseguras la paz, pues en ti se confía.

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Isaías 26:3
34 相互参照  

Así Dios les dará su paz, esa paz que la gente de este mundo no alcanza a comprender, pero que protege el corazón y el entendimiento de los que ya son de Cristo.


Les digo estas cosas para que estén unidos a mí y así sean felices de verdad. Pero tengan valor: yo he vencido a los poderes que gobiernan este mundo.


»Les doy la paz, mi propia paz, que no es como la paz que se desea en este mundo. No se preocupen ni tengan miedo por lo que pronto va a pasar.


Dios nos ha aceptado porque confiamos en él. Esto lo hizo posible nuestro Señor Jesucristo. Por eso ahora vivimos en paz con Dios.


Isaías dijo: «¡Qué mal les va a ir a los que van a Egipto a pedir ayuda! ¡Todos ellos confían en sus fuerzas militares, pero no miran ni buscan al Dios santo de Israel!


5-6 (5.4-5) »Cuando vengan los asirios para invadir nuestro país y quieran ocupar nuestros palacios, ese rey nos librará de ellos y nos hará vivir en paz. Ordenará que los ataquen siete jefes y ocho capitanes. ¡Así conquistaremos por la fuerza el país de Asiria, territorio de Nimrod!


Ustedes están muy orgullosos de vivir en la santa ciudad de Jerusalén, y de ser protegidos por el Dios de Israel, cuyo nombre es Dios todopoderoso».


Dios dijo: «Israelitas, cuando vine a buscarlos, no los encontré; cuando los llamé, no me respondieron. Yo no los abandoné, ni los vendí como esclavos para pagar deudas; lo hice por causa de sus pecados. »Pero tengo el poder para salvarlos y rescatarlos. Yo cubro los cielos de oscuridad como si se vistieran de luto. Basta una simple orden mía para que el mar y los ríos se sequen, para que por falta de agua los peces se mueran y se pudran».


Los que aman tu palabra disfrutan de mucha paz y no sufren ningún tropiezo.


Confiamos en ti, Dios nuestro, y no tenemos miedo, porque tú eres nuestro salvador, nuestro refugio y nuestra fuerza”.


»Dios nuestro, tú nos aseguras la paz, y todo lo que hemos logrado ha sido por tu gran poder.


Si Israel quiere que yo la proteja, deberá reconciliarse conmigo; ¡tendrá que hacer las paces!»


Mi pueblo vivirá en un lugar tranquilo y seguro.


»Yo soy el Dios único; yo te llamé y te tomé de la mano para que hagas justicia, para que seas ante mi pueblo señal de mi pacto con ellos, para que seas ante las naciones la luz que las ilumine.


Israel está al servicio de Dios; él lo eligió como su mensajero; ¡pero no hay otro pueblo más ciego ni más sordo que el pueblo de Israel!


Dios les dijo a los israelitas: «Cuando llegó el momento de mostrarles mi bondad, fui bondadoso con ustedes; cuando necesitaron salvación, yo les di libertad. Yo los formé para que fueran una bendición para otros pueblos. Por eso ustedes, israelitas, volverán a ocupar las tierras que sus enemigos destruyeron, y reconstruirán el país.


Yo soy el único Dios; yo haré que la paz y las riquezas de las naciones lleguen hasta Jerusalén como un río desbordado. »Jerusalén los llevará en sus brazos, los alimentará y les mostrará su cariño.


El rey exclamó: «Bendito sea el Dios de Sadrac, Mesac y Abed-nego, que envió a su ángel para salvarlos. Tanto confían ellos en su Dios, que no quisieron obedecer mis órdenes. ¡Estaban dispuestos a morir, antes que adorar a otro dios!


23 (24) Al oír esto, el rey se puso muy contento y mandó que sacaran de la cueva a Daniel. Una vez que lo sacaron, todos pudieron ver que los leones no le habían hecho ningún daño, porque él había confiado en su Dios.


1 (1b) Los que confían en Dios son como el monte Sión, que nadie puede moverlo. ¡Permanecerán para siempre!


La justicia traerá para siempre paz, tranquilidad y confianza.


»Ninguno de ustedes teme a Dios ni obedece la voz de su fiel servidor. Caminan en la oscuridad, sin un rayo de luz, no confían en el único Dios.


pero yo le aseguro que no permitiré que lo maten. Le salvaré la vida, y así lo recompensaré por haber confiado en mí».


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