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Esdras 9:4 - Biblia Traducción en Lenguaje Actual

4 Así permanecí hasta el atardecer. A mi lado permanecieron los que habían regresado conmigo, pues tuvieron miedo del castigo que Dios enviaría por causa del pecado de estos israelitas.

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その他のバージョン

Biblia Reina Valera 1960

4 Y se me juntaron todos los que temían las palabras del Dios de Israel, a causa de la prevaricación de los del cautiverio; mas yo estuve muy angustiado hasta la hora del sacrificio de la tarde.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

4 Entonces todos los que temblaban ante las palabras del Dios de Israel vinieron y se sentaron conmigo a causa de este ultraje cometido por los que habían regresado del destierro. Allí me quedé sentado, totalmente horrorizado, hasta la hora del sacrificio vespertino.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

4 Entonces todos los que temían la palabra del Dios de Israel con respecto a ese pecado de los desterrados, se juntaron a mi alrededor y yo seguí allí muy conmovido hasta la ofrenda de la tarde.

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La Biblia Textual 3a Edicion

4 Entonces se acercaron a mí todos los que temblaban ante las palabras del Dios de Israel, a causa de la infidelidad de los del cautiverio, pero yo seguía sentado, consternado, hasta el sacrificio de la tarde.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

4 En torno a mí se fueron reuniendo todos los que temían las palabras del Dios de Israel, en vista de la prevaricación de los que habían venido del cautiverio. Permanecí abatido y desolado hasta la hora del sacrificio de la tarde.

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Esdras 9:4
13 相互参照  

Vamos a prometerle a nuestro Dios que nos separaremos de todas esas mujeres y sus respectivos hijos. Haremos todo lo que tú y los que respetan el mandamiento de Dios nos indiquen. Obedeceremos la ley de Dios.


Yo hice todo lo que existe, y todo me pertenece». Dios continuó diciendo: «Yo miro con bondad a los pobres y afligidos que respetan mi palabra.


Me ofrecerás uno en la mañana, y el otro en la tarde.


Me dan ganas de llorar cuando veo que nadie los cumple.


Un día, como a las tres de la tarde, Pedro y Juan fueron al templo. A esa hora los judíos acostumbraban orar.


llegó volando el ángel Gabriel, que ya se me había aparecido en sueños. Ya casi era la hora de presentar a Dios las ofrendas de la tarde.


y le dio la siguiente orden: «Ve a recorrer la ciudad de Jerusalén, y pon una marca en la frente de todos los que realmente estén tristes por las acciones tan repugnantes que se cometen en la ciudad».


Así que a los tres días estaban reunidos en Jerusalén todos los hombres de las tribus de Judá y de Benjamín. Era el día veinte del mes de Quislev cuando se encontraban todos sentados en la plaza del templo de Dios. Todos temblaban preocupados por lo que Secanías había propuesto y por la fuerte lluvia que caía sobre ellos.


Con el cordero de la tarde harás exactamente lo mismo. »Los corderos, la harina y el vino serán ofrendas totalmente quemadas en mi honor, y el olor llegará hasta mí como un olor agradable.


Pero mientras Moisés y los israelitas lloraban a la entrada del santuario, vieron que un israelita metía en su tienda de campaña a una mujer madianita.


Isaías dijo: «Ustedes que adoran a Dios, escuchen su mensaje: “Algunos de sus compatriotas, que les tienen mucho odio porque me adoran, dicen burlonamente: ‘Que Dios muestre su poder, a ver si se ponen contentos’. ¡Pero esos que los odian serán avergonzados!


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