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Apocalipsis 11:5 - Biblia Traducción en Lenguaje Actual

5 Si alguien trata de hacerles daño, ellos echarán fuego por la boca y quemarán por completo a sus enemigos, hasta matarlos.

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その他のバージョン

Biblia Reina Valera 1960

5 Si alguno quiere dañarlos, sale fuego de la boca de ellos, y devora a sus enemigos; y si alguno quiere hacerles daño, debe morir él de la misma manera.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

5 Si alguien trata de hacerles daño, sale fuego de sus bocas y consume a sus enemigos. Así debe morir cualquiera que intente hacerles daño.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

5 Si alguien intenta hacerles mal, saldrá de su boca fuego y devorará a sus enemigos; así perecerá el que intente maltratarlos.

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La Biblia Textual 3a Edicion

5 Si alguno procura dañarlos, un fuego procede de sus bocas que devora a sus enemigos: si alguno procura dañarlos, debe morir de la misma manera.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

5 Si alguien pretende causarles mal, saldrá fuego de la boca que devorará a sus enemigos. Si alguien pretende causarles mal, morirá sin remedio.

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Apocalipsis 11:5
13 相互参照  

»Por eso el mensaje que les di por medio de mis profetas, fue como un rayo destructor que les trajo la muerte.


Defenderá a los pobres y hará justicia a los indefensos. Castigará a los violentos, y hará morir a los malvados. Su palabra se convertirá en ley.


8-9 (12-13) El Dios todopoderoso me envió a acusar a las naciones que le robaron todo a Jerusalén. Así dice nuestro Dios: «Yo castigaré a todas las naciones que le han hecho daño a mi pueblo. Quien le hace daño a mi pueblo también me lo hace a mí. ¡Yo haré que sus propios esclavos les roben todas sus pertenencias!» Cuando esto suceda, esas naciones sabrán que fue el Dios todopoderoso quien me envió a acusarlas. Él dijo:


Desde hoy tendrás poder sobre reinos y naciones, para destruir o derribar, pero también para levantar y reconstruir.


8 (9) Echaba humo por la nariz, arrojaba fuego por la boca, y lanzaba carbones encendidos.


A ellos los castigué, tal y como mis profetas se lo habían advertido. Pero ellos volvieron a obedecerme, porque reconocieron que yo los castigué por causa de sus pecados».


Al ver esto, me acordé de lo que Dios me había mostrado cuando vino a destruir a Jerusalén. Todo esto era muy parecido a lo que él me dejó ver junto al río Quebar. Yo me incliné hasta el suelo,


Los soldados que vi montados a caballo llevaban, en su pecho, una armadura de metal roja como el fuego, azul como el zafiro y amarilla como el azufre. Los caballos tenían cabeza como de león, y de su hocico salía fuego, humo y azufre.


También hacía cosas grandiosas delante de la gente, y dejaba caer fuego del cielo sobre la tierra.


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