»Destruyan todos los lugares donde adoran a sus dioses los pueblos que ustedes conquisten. Se encuentran por todos lados, y deben ser destruidos. Están en las montañas, en las colinas y bajo los árboles. Hagan pedazos las piedras y las esculturas de sus dioses, y quemen los maderos que ellos adoran. ¡Que no quede de ellos ni el recuerdo!
Construyeron pequeños templos, hicieron monumentos con piedra y madera en honor de la diosa Astarté, y los colocaron no solo en lo alto de las colinas, sino también bajo los árboles grandes.
»Los altares y las imágenes de Astarté que ustedes levantaron bajo los grandes árboles y en las altas colinas son un peligro para sus hijos. »Yo entregaré a sus enemigos todo lo que ustedes tienen, hasta sus altares y tesoros. Esto lo haré por los pecados que cometieron en su territorio.
Dios dijo: «Hay gente que entra en los jardines, y allí adora a los ídolos. Otros comen carne de cerdo, de ratas y de otros animales impuros. Pero yo sé bien lo que esa gente hace y piensa; por eso, de un solo golpe, los castigaré. »Yo mismo vendré, y les daré una señal a los que aún queden vivos. Los enviaré a los pueblos y naciones para que hablen de mi poder. Los enviaré a Tarsis, a Libia y a Lidia, a Tubal y a Grecia, y a los más lejanos países del mar.
»Este pueblo se sienta en los sepulcros y pasa la noche en las cuevas para rendirles culto a sus muertos; hasta come carne de cerdo y llena sus ollas con el caldo que ha ofrecido a los ídolos.
»Los cuerpos de sus muertos quedarán tirados junto a sus ídolos malolientes. Habrá muertos por todas partes: alrededor de los altares, en las colinas y en las montañas, y aun debajo de cualquier árbol. Entonces reconocerán que yo soy el Dios de Israel.
4-5 (5-6) Un día Joás le dijo a los sacerdotes: «Recojan ustedes el dinero de las ofrendas que la gente lleva al templo de Dios, tanto las ofrendas obligatorias como las voluntarias. Tomen todo ese dinero y úsenlo para las reparaciones del templo».
Me decía: «Ezequiel, hombre mortal, en este lugar he puesto mi trono. Aquí es donde yo reino, y donde viviré para siempre con los israelitas. No hay otro Dios como yo. No voy a permitir que ni ellos ni sus reyes vuelvan a serme infieles, ni que me falten al respeto adorando a sus reyes muertos.