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1 Samuel 28:9 - Biblia Traducción en Lenguaje Actual

9 La mujer respondió: —Tú bien sabes que Saúl ha expulsado de Israel a todos los adivinos y espiritistas. Si hago lo que me pides, con toda seguridad me matarán.

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その他のバージョン

Biblia Reina Valera 1960

9 Y la mujer le dijo: He aquí tú sabes lo que Saúl ha hecho, cómo ha cortado de la tierra a los evocadores y a los adivinos. ¿Por qué, pues, pones tropiezo a mi vida, para hacerme morir?

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Biblia Nueva Traducción Viviente

9 —¿Está tratando de que me maten? —preguntó la mujer—. Usted sabe que Saúl ha expulsado a todos los médiums y a todos los que consultan los espíritus de los muertos. ¿Por qué me tiende una trampa?

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Biblia Católica (Latinoamericana)

9 La mujer le respondió: 'Debes saber que Saúl hizo desaparecer del país a todos los adivinos y a los que invocan a los espíritus, ¿me estás tendiendo una trampa?'

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La Biblia Textual 3a Edicion

9 Y la mujer le dijo: He aquí, tú sabes lo que Saúl ha hecho, cómo ha exterminado de la tierra a nigromantes y adivinos; ¿por qué pones tropiezo a mi vida para hacer que muera?

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

9 Respondió ella: 'Tú bien sabes lo que ha hecho Saúl, que ha extirpado del país a los nigromantes y adivinos. ¿Por qué tiendes una asechanza contra mi vida para hacerme morir?'.

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1 Samuel 28:9
5 相互参照  

Los filisteos se reunieron en Sunem, y allí pusieron su campamento. Saúl, por su parte, reunió a todo el ejército de Israel y acampó en Guilboa. Cuando Saúl vio al ejército filisteo, le dio muchísimo miedo. Entonces consultó con Dios qué debía hacer. Pero Dios no le contestó, ni en sueños, ni por medio de suertes ni de profetas. Saúl no podía recurrir a Samuel para consultar a Dios, porque Samuel ya había muerto. La gente había llorado mucho por su muerte, y lo habían enterrado en Ramá, el pueblo donde había nacido. Además, como Saúl mismo había expulsado de Israel a todos los adivinos y espiritistas, les ordenó a sus ayudantes: —Busquen a una espiritista. Quiero que me ayude a preguntarle a Samuel lo que debo hacer. —Hay una en Endor —le dijeron sus ayudantes.


Cuando el rey de Israel leyó la carta, se angustió tanto que rompió su ropa, y dijo: «¡Yo no soy Dios! No puedo dar vida ni quitarla. ¿Por qué el rey de Siria me manda este hombre para que lo sane de su lepra? Seguramente está buscando un pretexto para pelear conmigo».


Si yo lo hubiera matado, el rey llegaría a saberlo, pues él se entera de todo. Y entonces, ¡hasta usted se pondría en mi contra!


»No consulten a los que dicen que hablan con los muertos. Si lo hacen, se volverán impuros. Yo soy el Dios de Israel.


—Te juro por Dios —le aseguró Saúl— que nadie te castigará si haces lo que te pido.


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