5 y su respuesta fue: 'Estos marchan en dirección de los cuatro puntos cardinales después de haberse presentado al Señor del mundo entero. Los caballos rojos se dirigen al oriente,
5 El ángel me respondió: 'Éstos son los que salen en dirección a los cuatro vientos del cielo después de haberse presentado al Señor de toda la tierra.
Entonces el Señor le dijo: “Sal y ponte en el monte ante el Señor”. Justo en ese momento el Señor pasó por allí. Un viento tremendamente poderoso arrasó las montañas y destrozó las rocas ante el Señor, pero el Señor no estaba en el viento. Después del viento vino un terremoto, pero el Señor no estaba en el terremoto.
Micaías continuó diciendo: “Escucha, pues, lo que dice el Señor. Vi al Señor sentado en su trono, rodeado de todo el ejército del cielo que estaba a su derecha y a su izquierda.
Traeré vientos de todas las direcciones para atacar a Elam, y los dispersaré en todas direcciones. No habrá nación que no tenga algunos exiliados de Elam.
Entonces me dijo: “¡Anuncia al aliento! Profetiza, hijo de hombre, y dile al aliento que esto es lo que dice el Señor Dios: ¡Aliento, ven de los cuatro vientos, y sopla en estos cuerpos, para que vuelvan a la vida!”
Pero a medida que extienda su poder, su reino se romperá, se dividirá hacia los cuatro vientos del cielo. No pasará a sus descendientes, y no será gobernada como él lo hizo. Será arrancado y entregado a otros.
Un torrente de fuego brotaba ante él. Miles de personas acudieron a él; diez mil veces diez mil estuvieron de pie ante él. El tribunal se sentó para comenzar su juicio, y se abrieron los libros.
¿Acaso quién se atreve a menospreciar estos tiempos de comienzos pequeños? Serán felices cuando vean la plomada en la mano de Zorobabel. “Las siete lámparas representan los ojos del Señor que ve a todo el mundo”.
Con el toque de una trompeta él enviará a sus ángeles para reunir a sus escogidos de todas partes, desde un confín del cielo y de la tierra hasta el otro.
Entonces vi cuatro ángeles que estaban en pie en las cuatro esquinas de la tierra sosteniendo los cuatro vientos, para evitar que alguno de ellos golpeara la tierra, el mar, o algún árbol.