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Zacarías 12:8 - Versión Biblia Libre

8 Ese día el Señor pondrá un escudo protector alrededor del pueblo de Jerusalén para que hasta el más torpe sea un guerrero hábil como David, y la casa de Davod será como Dios, como el ángel del Señor que los guía.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

8 En aquel día Jehová defenderá al morador de Jerusalén; el que entre ellos fuere débil, en aquel tiempo será como David; y la casa de David como Dios, como el ángel de Jehová delante de ellos.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

8 En aquel día el Señor defenderá al pueblo de Jerusalén. ¡El más débil entre ellos será tan poderoso como el rey David! ¡Y los descendientes reales serán como Dios mismo, como el ángel del Señor que va delante de ellos!

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Biblia Católica (Latinoamericana)

8 Ese día, también, Yavé protegerá de tal forma a los habitantes de Jerusalén que el más débil de entre ellos será como David, y la familia de David, que los encabezará, será como Dios, como el ángel de Yavé.

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La Biblia Textual 3a Edicion

8 Aquel día YHVH será escudo al habitante de Jerusalem; aquel día el más débil de entre ellos será como David, y la casa de David será como ’Elohim: como el ángel de YHVH delante de ellos.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

8 Aquel día protegerá Yahveh a los habitantes de Jerusalén: el más débil de entre ellos será aquel día como David; y la casa de David será como Dios, como un ángel de Yahveh ante ellos.

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Zacarías 12:8
53 Referans Kwoze  

Los creaste un poco menores que Dios, coronándoles de gloria y majestad.


Yo digo, “Ustedes son jueces; todos ustedes son hijos del Altísimo.


El ángel de Dios, que había estado guiando a los israelitas, se movía detrás de ellos,


Enviaré un ángel delante de ti y expulsaré a los cananeos, amorreos, hititas, ferezeos, heveos y jebuseos.


La luna brillará tanto como el sol, y el sol brillará siete veces más, como si hubiera siete días de luz en uno. Así será cuando el Señor venda las lesiones de su pueblo y sane las heridas que le causó.


Esto es lo que me dijo el Señor: Es como un león joven que gruñe cuando está sobre su presa. Aunque vengan muchos pastores a protestar, no se asusta por sus gritos ni se intimida por todo su ruido. Del mismo modo, el Señor Todopoderoso bajará a luchar en el monte Sión.


Nadie en Israel dirá: “Estoy enfermo”, y a los que viven allí se les quitará la culpa.


Esto es lo que dice el Señor, el Redentor y Santo de Israel, al que fue despreciado y detestado por la nación, al que es siervo de los gobernantes: Los reyes te verán y se pondrán de pie, y los príncipes se inclinarán ante ti, porque el Señor, que es digno de confianza, el Santo de Israel, te ha elegido.


La gente lo despreciaba y lo rechazaba. Era un hombre que realmente sufría y que experimentaba el dolor más profundo. Le tratamos como a alguien a quien se le da la espalda con asco: le despreciamos y no le respetamos.


Sufrió con ellos en todo su sufrimiento, y el ángel de su presencia los salvó. En su amor y bondad los redimió. Los recogió y los llevó a lo largo de todos esos años, hace mucho tiempo.


Ellos te están profetizando una mentira que te llevará a la expulsión de tu país. Te expulsaré y morirás.


Pero tendré piedad de los de la casa de Judá y los salvaré. Pero no será con arco ni espada, ni tampoco con guerreros de a caballo”.


Incluso desde el vientre Jacob luchó con su hermano; y cuando se hizo hombre luchó con Dios.


Después de esto, el pueblo de Israel volverá y se dedicará al Señor su Dios y al linaje de David, su rey. En los últimos días vendrán con asombro y reverencia por el Señor y su bondad.


Forjen las puntas de las palas para el arado y hagan espadas con ellas. Conviertan sus podaderas en lanzas. Incluso los débiles deberán decir: ‘Soy un soldado fuerte!’


Cinco de ustedes matarán a cien, y cien de ustedes matarán a diez mil. Destruirás a tus enemigos.


Los que quedan en el pueblo de Jacob estarán entre muchas naciones, en medio de muchos pueblos. Ellos serán como un león en medio de los animales salvajes, como un león joven en medio de rebaños de ovejas, usando sus garras para arañar y romper lo que encuentra a su paso, sin nadie que lo detenga.


Las naciones verán y serán humilladas a pesar de su fuerza. Con sus manos cubrirán sus bocas, y sus oídos quedarán sordos.


¡Que mis enemigos no se alegren de mi mal! Aunque caiga, me levantaré. Aunque esté en medio de la oscuridad, el Señor es mi luz.


El pueblo de Efraín se convertirá en un pueblo de guerreros, y estarán felices como si hubieran bebido vino. Sus hijos verán lo que sucede y también se alegrarán, gozosos en el Señor.


El Señor declara: Yo mismo será un muro de fuego alrededor de la ciudad, y seré la gloria dentro de ella.


¡Entonces el Señor aparecerá sobre su pueblo y su flecha resplandecerá como relámpago! El Señor Dios hará sonar la trompeta y marchará como un vendaval que viene del sur.


Acamparé en mi Templo para salvaguardarlo de los invasores, ni habrá opresores que lo conquisten, porque yo mismo seré el que vigila.


¡Miren! Yo envío a mi mensajero, y él preparará un camino para mi. El Señor que ustedes buscan llegará de repente a su Templo. El mensajero del acuerdo que ustedes dicen que está a gusto con ustedes viene pronto, dice el Señor Todopoderoso.


“Una virgen quedará embarazada y tendrá un hijo. Y le llamarán Emanuel”, que significa “Dios con nosotros”.


Ellos son nuestros antepasados, ancestros de Cristo, humanamente hablando, de Aquél que gobierna sobre todo, el Dios bendito por la eternidad. Amén.


No hay duda alguna sobre ello: la verdad revelada sobre Dios es asombrosa. Él se nos fue dado a conocer en forma humana, fue vindicado por el Espíritu, visto por ángeles, declarado a las naciones, creído por el mundo, y recibido en gloria.


apagaron incendios, escaparon de la muerte por espada, eran débiles pero se volvieron fuertes, lograron grandes cosas en guerras, y dirigieron ejércitos.


Uno solo de ustedes puede ahuyentar a mil enemigos, porque el Señor, su Dios, lucha por ustedes, como se los ha prometido.


Yo soy el Alfa y la Omega, el primero y el último, el principio y el fin.


“Yo, Jesús, he enviado a mi ángel para darte este testimonio que debes compartir con las iglesias. Yo soy la raíz y la descendencia de David, la estrella brillante de la mañana”.


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