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Zacarías 11:6 - Versión Biblia Libre

6 Porque yo no me preocuparé más del pueblo de la tierra, declara el Señor. Yo voy a convertirlos en víctimas unos de otros, y del rey. Ellos destruirán la tierra y no salvarán a ninguno.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

6 Por tanto, no tendré ya más piedad de los moradores de la tierra, dice Jehová; porque he aquí, yo entregaré los hombres cada cual en mano de su compañero y en mano de su rey; y asolarán la tierra, y yo no los libraré de sus manos.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

6 De la misma manera, ya no tendré compasión de la gente de la tierra —dice el Señor—. Permitiré que uno caiga en manos del otro y en manos de su rey. Convertirán la tierra en un desierto y yo no los rescataré».

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Biblia Católica (Latinoamericana)

6 (Yo tampoco me voy a preocupar más de los habitantes de este país, dice Yavé. Los dejaré en manos de su pastor y de su rey, que los exploten; pero no intervendré.)'

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La Biblia Textual 3a Edicion

6 Por tanto Yo tampoco me compadeceré más de los habitantes de la tierra, dice YHVH. He aquí Yo entrego al hombre,° cada cual en mano de su prójimo° y en mano de su rey. Ellos asolarán esta tierra, y Yo no los libraré de sus manos.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

6 Porque yo ya no tendré compasión de los habitantes del país -oráculo de Yahveh-. Mirad que yo mismo entregaré a cada cual en manos de su prójimo y en manos de su rey, ellos devastarán el país, sin que yo los libre de sus manos.

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Zacarías 11:6
37 Referans Kwoze  

Piensen otra vez, ustedes que menosprecian a Dios, o los haré trizas, y nadie podrá salvarlos.


Sus ramas secas serán arrancadas y utilizadas por las mujeres para hacer fuego. Este es un pueblo que no tiene sentido común, por lo que su Creador no se compadecerá de él, y su Creador no lo ayudará.


La gente se maltratará entre sí, persona contra persona, vecino contra vecino; los jóvenes agredirán a los ancianos, y la escoria de la sociedad atacará a los que tienen cargos importantes.


Voy a aplastarlos unos contra otros como si fueran tinajas de vino, tanto a los padres como a los hijos, declara el Señor. No dejaré que ninguna misericordia, piedad o compasión me impida destruirlos.


Los muertos, jóvenes y viejos, yacen juntos en el polvo de las calles. Mis jóvenes y mis mujeres jóvenes, han sido asesinados por la espada. Los mataste cuando estabas enojado; los has masacrado sin piedad.


Siervos de nuestro conquistador nos dominan; nadie puede salvarnos de su poder.


Como resultado, responderé con ira. No los trataré con amabilidad; no seré misericordioso con ellos. Aunque griten pidiendo mi ayuda, no los escucharé”.


Pero ciertamente no seré amable con ellos ni tendré piedad. Me aseguraré de que sufran las consecuencias de lo que han hecho”.


Gómer volvió a quedar embarazada y esta vez tuvo una hija. El Señor le dijo entonces a Oseas: “Ponle por nombre Lo-ruhama, porque no amaré más a la casa de Israel y de seguro no los perdonaré.


La dejaré desnuda ante la mirada de sus amantes, y ninguno podrá rescatarla de mi.


Los que quedan en el pueblo de Jacob estarán entre muchas naciones, en medio de muchos pueblos. Ellos serán como un león en medio de los animales salvajes, como un león joven en medio de rebaños de ovejas, usando sus garras para arañar y romper lo que encuentra a su paso, sin nadie que lo detenga.


Comerás, pero no te saciarás; por dentro aún sentirás hambre. Aunque trates de ahorrar, tu dinero no tendrá valor porque yo se lo daré a la espada.


Destruiré los tronos y reinos, y el poder de los reinos sobre las naciones. Destruiré los carruajes y a sus jinetes. Los caballos y los jinetes caerán, y los hombres se matarán unos a otros con espada.


Entonces rompí mi segunda vara llamada Unión, rompiendo así la unión familiar entre Judá e Israel.


Los que compran las ovejas para matarlas no sienten culpa por ello; y los que las venden dicen: “¡Alabado sea el Señor! ¡Ahora soy rico!” Ni aún sus pastores se preocupan por ellos.


Entonces yo dije: “No seré su pastor. Si las ovejas mueren, mueren. Que los que vayan a perecer, perezcan. ¡Que los que queden se coman unos con otros!”


Ese día el Señor los golpeará con un terrible pánico, y se conquistarán y lucharán ente ellos mismos, mano a mano.


Antes de ese tiempo no había suficiente comida para la gente o los animales. Nadie podía vivir con normalidad porque no estaban seguros de sus enemigos, y yo puse a todos los unos contra otros.


Él restaurará la armonía entre padres e hijos, y si eso no ocurre, yo vendré y azotaré la tierra con una maldición.


El hermano entregará a su hermano y lo mandará a matar, y el padre hará lo mismo con su hijo. Los hijos se rebelarán contra sus padres, y los entregarán a la muerte.


El rey se puso furioso. Entonces envió a sus soldados para destruir a esos asesinos y quemar su ciudad.


En ese tiempo muchos que eran creyentes dejarán de creer. Se entregarán unos a otros con traición y se odiarán unos a otros.


“¡Mátalo! ¡Mátalo! ¡Crucifícalo!” gritaban ellos. “¿Quieren que crucifique a su rey?” preguntó Pilato. “El único rey que tenemos es el César”, respondieron los jefes de los sacerdotes.


tratando de detener nuestra predicación a las otras naciones para impedir que se salven. Ellos siempre están pecando hasta el máximo nivel, pero para ellos ha llegado el juicio con todo su peso.


¿cómo escaparemos si no atendemos esta gran salvación que el Señor anunció desde el principio, y que después nos confirmó por medio de quienes lo oyeron?


Todo aquél que no muestra misericordia, será juzgado sin misericordia. ¡Sin embargo, la misericordia triunfa sobre el juicio!


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