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Salmos 99:1 - Versión Biblia Libre

1 El Señor reina; ¡Tiemblen todas las naciones! Porque él se sienta en su trono sobre los querubines; ¡Qué la tierra tiemble!

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

1 Jehová reina; temblarán los pueblos. Él está sentado sobre los querubines, se conmoverá la tierra.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

1 ¡El Señor es rey! ¡Que tiemblen las naciones! Está sentado en su trono, entre los querubines. ¡Que se estremezca toda la tierra!

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Biblia Católica (Latinoamericana)

1 El Señor reina, tiemblan los pueblos; monta en querubines, la tierra se estremece.

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La Biblia Textual 3a Edicion

1 ¡YHVH reina! ¡Tiemblen los pueblos! Se sienta sobre los querubines, ¡Conmuévase la tierra!

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

1 Reina el Señor, los pueblos se conmueven, está sentado sobre querubines, la tierra se estremece.

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Salmos 99:1
30 Referans Kwoze  

Entonces fue con todos sus hombres a Baalá, en Judá, para traer de vuelta el Arca de Dios, que pertenece al Señor Todopoderoso, que está sentado entre los querubines que están sobre el Arca.


Que todo el mundo en la tierra tiemble ante su presencia. El mundo se mantiene unido con firmeza; no puede romperse.


Cabalgando sobre un ángel voló, surcando los cielos sobre las alas del viento.


“Yo soy quien puso a mi rey en Sión, mi monte sagrado”.


Por favor escúchanos, pastor de Israel, tú, que guías a los descendientes de José como a un rebaño. Tú, que te sientas en tu trono sobre los querubines, brilla


en la presencia de Efraín, Benjamín, y Manasés. ¡Reúne todo tu poder y ven a salvarnos!


Estos jueces no tienen nada de sabiduría; viven en la oscuridad; los cimientos de la tierra son sacudidos.


¡El Señor reina, revestido en majestad! Él usa sus mantos reales, con su poder, usado llevado cinturón. El mundo se mantiene unido firmemente, no puede ser destruido.


Díganle a las naciones, “¡El Señor está a cargo!” El mundo se mantiene unido firmemente, y no podrá ser despedazado. Él juzgará a todos justamente.


Adórenlo en su maravillosa santidad; que toda la tierra tiemble ante su presencia.


¡El Señor reina! ¡Qué la tierra se alegre, y que las costas distantes se llenen de alegría!


Sus rayos de luz iluminan el mundo; la tierra observa y tiembla.


Me reuniré contigo allí como está dispuesto sobre la tapa de la expiación, entre los dos querubines que están de pie sobre el Arca del Testimonio, y hablaré contigo sobre todas las órdenes que daré a los israelitas.


El Señor ha mezclado un espíritu de confusión para que beban, haciendo que los egipcios se tambaleen en todo lo que hacen, como un borracho que resbala en su propio vómito.


Miré a las montañas y vi que temblaban; todas las colinas se agitaban de un lado a otro.


Cuando caigan, el ruido que hagan hará temblar la tierra; sus gritos se oirán hasta el Mar Rojo.


¿No tienen miedo de lo que puedo hacer? declara el Señor. ¿No creen que deberían temblar en mi presencia? Yo soy el que puso la orilla como límite del mar, un límite eterno que no puede cruzar. Las olas chocan contra ella, pero no pueden vencerla. Rugen, pero no pueden cruzar la barrera.


El sonido de la captura de Babilonia hará temblar la tierra; sus gritos se escucharán en todas las naciones.


Me dijo: “Hijo de hombre, aquí es donde tengo mi trono. Es mi hogar donde viviré entre los israelitas para siempre. El pueblo de Israel y sus reyes no volverán a deshonrarme a mí y a mi santidad con sus actos de prostitución y honrando a sus reyes muertos en sus lugares altos paganos.


“En cierta ocasión había un noble, que partió de su casa y se fue a un país lejano para ser coronado como rey y luego volver.


Pero su pueblo lo odiaba, y enviaron una delegación por anticipado para que dijeran: ‘No queremos tener a este hombre como rey para nosotros’.


Y en cuanto a mis enemigos, los que no querían que yo fuera su rey, tráiganmelos aquí y mátenlos en frente de mí’”.


Así que, amigos, sigan trabajando por la meta de la salvación con plena reverencia y respeto hacia Dios, siguiendo lo que se les ha enseñado. No solo cuando yo estaba con ustedes, sino mucho más ahora que estoy lejos.


Y decían: “Te agradecemos, Oh, Señor, el Todopoderoso, el que era y es, porque has retomado tu gran poder y has afirmado tu gobierno”.


Entonces vi un gran trono blanco con Uno sentado en él. El cielo y la tierra desaparecieron, y no existían más.


El cielo desapareció como cuando un pergamino se enrolla, y todas las montañas e islas fueron removidas de su sitio.


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