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Salmos 86:2 - Versión Biblia Libre

2 No me dejes morir, porque yo soy fiel a ti. Sálvame, porque soy tu siervo y confío en ti. Tú eres mi Dios.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

2 Guarda mi alma, porque soy piadoso; Salva tú, oh Dios mío, a tu siervo que en ti confía.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

2 Protégeme, pues estoy dedicado a ti. Sálvame, porque te sirvo y confío en ti; tú eres mi Dios.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

2 si soy tu fiel, vela por mi vida, salva a tu servidor que en ti confía.

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La Biblia Textual 3a Edicion

2 Guarda mi alma, porque soy piadoso, Dios mío, salva a tu siervo que en ti confía.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

2 consérvame la vida, que yo soy tu allegado, salva, mi Dios, al servidor que en ti confía.

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Salmos 86:2
23 Referans Kwoze  

Soy tuyo, Señor. ¡Sálvame! Sabes que con devoción sigo tus principios.


Pero confío en tu amor inquebrantable, y sé que estaré feliz porque me salvaste.


En tu amor fiel, acaba con los que me odian, destruye a todos mis enemigos, porque soy tu siervo.


Cuídame, Señor, porque vengo a ti en busca de protección.


Él me liberó, me rescató porque es mi amigo.


Confío en ti, Dios mío. No dejes que sea humillado, y no dejes que mis enemigos triunfen sobre mí.


Señor, tú eres el único que me mantiene a salvo; por favor, no dejes que sea humillado. Sálvame, porque siempre haces lo correcto.


Pero pongo mi confianza en ti, Señor, diciendo, “¡Tú eres mi Dios!”


Porque el Señor ama la justicia y nunca abandonará a los que son fieles a él. Él los protegerá por siempre. Pero los hijos de los malvados morirán.


Noten que el Señor otorga favores especiales a los fieles. El Señor escucha cuando lo llamo.


“Tráiganme a los que confían en mí, aquellos que cumplieron mi pacto conmigo como sacrificio”.


Si ustedes quieren servirme, tienen que seguirme. Mis siervos estarán donde yo esté, y mi Padre honrará a todo el que me sirva.


“Dejo el mundo, pero ellos seguirán en el mundo mientras yo regreso a ti. Padre Santo, protégelos en tu nombre, el nombre que me diste a mí, para que ellos sean uno, así como nosotros somos uno.


De modo que Dios es misericordioso con quienes él desea serlo, y endurece el corazón de quienes él desea.


“Él cuidará de los que confían en él, pero los malvados se desvanecen en las tinieblas, pues el hombre no puede triunfar por sus propias fuerzas.


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