Salmos 4:1 - Versión Biblia Libre

¹ Cuando llame, por favor, respóndeme, oh Dios, mi defensor. Cuando estuve rodeado de problemas, tú me mostraste la salida. Dame de tu gracia y escucha mi oración.

Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

¹ Respóndeme cuando clamo, oh Dios de mi justicia. Cuando estaba en angustia, tú me hiciste ensanchar; Ten misericordia de mí, y oye mi oración.

Biblia Nueva Traducción Viviente

¹ Respóndeme cuando clamo a ti, oh Dios, tú que me declaras inocente. Libérame de mis problemas; ten misericordia de mí y escucha mi oración.

Biblia Católica (Latinoamericana)

¹ ¡Cuando llamo, respóndeme, Dios mi defensor! En la angustia tú me has dado sosiego: ten compasión de mí y escucha mi oración.

La Biblia Textual 3a Edicion

¹ Al director del coro, con neguinot.° Salmo de David. ¡Oh Dios de mi justicia,° respóndeme cuando clamo!° Tú, que en la estrechez me diste holgura,° Ten misericordia de mí y escucha mi oración.

Biblia Serafín de Ausejo 1975

¹ Del director; con instrumentos de cuerda. Salmo. De David.

Salmos 4:1 Referans Kwoze

Job 36:16

“Dios está tratando de rescatarte de las fauces de los problemas a un lugar de libertad y seguridad, llenando tu mesa con los mejores alimentos.

Salmos 11:7

El Señor hace lo recto y ama a quienes hacen lo recto también. Los que hacen el bien verán al Señor cara a cara.

Salmos 116:16

Señor, realmente soy tu siervo, te sirvo tal y como y mi madre lo hizo antes de mí, sin embargo, tú me has liberado.

Salmos 116:6

El Señor cuida de los indefensos; cuando fui derribado Él me salvó.

Salmos 119:132

Por favor, escúchame y sé bondadoso conmigo, como lo eres con todos los que te aman.

Salmos 143:2

Por favor, no pongas a tu siervo bajo juicio porque nadie queda inocente ante tu vista.

Salmos 17:6

Dios, te hablo a ti porque yo sé que me responderás. Por favor escucha atentamente lo que tengo que decir.

Salmos 22:1

Dios mío, Dios mío, ¿Por qué me has abandonado? ¿Por qué estás tan lejos cuando clamo a ti pidiendo ayuda?

Salmos 24:5

Tomarán consigo la bendición del Señor, reivindicada por el Dios que los salva.

Salmos 25:16

Mírame y sé bueno conmigo, porque estoy solo y sufriendo.

Salmos 31:8

No me has entregado a mis enemigos, y me has liberado.

Salmos 41:12

Me ayudarás gracias a mi integridad, me mantendrás en tu presencia para siempre.

Salmos 42:1

Como el ciervo brama por las aguas mansas, así mi alma tiene sed de ti, Dios.

Salmos 45:1

Fui movido a escribir sobre esto. Déjame compartir lo que he escrito para el rey. Lo que diré viene de la pluma de un hábil escritor.

Salmos 56:1

Ten misericordia de mi, Dios, porque algunas personas me persiguen; mis enemigos pelean contra mí todo el día.

Salmos 57:1

¡Sé bueno conmigo, Dios! Sé bueno conmigo porque vengo a ti por protección. Me abrigaré bajo la sombra de tus alas hasta que el peligro haya pasado.

Salmos 6:1

Señor, por favor, no me condenes por causa de tu enojo hacia mi; por favor, no me castigues con tu ira.

Salmos 67:1

Que Dios sea misericordioso con nosotros y nos bendiga. Que hallemos gracia ante sus ojos. Selah.

Salmos 76:1

Dios tiene honra en Judá. Su nombre es grande en todo Israel.

Isaías 45:24

Dirán de mí: “La salvación y la fuerza sólo se encuentran en el Señor”. Todos los que han luchado contra él vendrán a él y se avergonzarán.

Jeremías 23:6

Cuando sea rey, Judá se salvará e Israel vivirá en seguridad. Este es el nombre que recibirá: El Señor que nos hace justos.

Habacuc 3:19

El Señor Dios es mi fuerza. Él me hace caminar sobre montes altos, con la seguridad de un ciervo. (Al director musical: con instrumentos de cuerda).

1 Corintios 1:30

Es por él que ustedes viven en Jesucristo, a quien Dios puso como sabiduría para nosotros. Él nos hace justos y nos hace libres.

2 Corintios 1:10

Él nos salvó de la muerte, y pronto lo hará otra vez. Tenemos plena confianza en que Dios seguirá salvándonos.

2 Corintios 1:8

Hermanos y hermanas, no les ocultaremos los problemas que tuvimos en Asia. Estábamos tan agobiados que temíamos no tener las fuerzas para continuar, tanto así que dudábamos de que pudiéramos salir con vida.

1 Samuel 17:37

David concluyó: “El Señor, que me salvó de las garras del león y del oso, y del mismo modo me salvará de este filisteo”. “Ve, y que el Señor esté contigo”, respondió Saúl.