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Salmos 20:8 - Versión Biblia Libre

8 Ellos se desmoronan y caen, pero nosotros nos levantamos y nos ponemos en pie.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

8 Ellos flaquean y caen, Mas nosotros nos levantamos, y estamos en pie.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

8 Esas naciones se derrumbarán y caerán, pero nosotros nos levantaremos y estaremos firmes.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

8 Ellos tropiezan y caen, mientras nosotros nos levantamos y nos recuperamos.

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La Biblia Textual 3a Edicion

8 Ellos flaquean y caen, Pero nosotros nos levantamos y estamos firmes.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

8 Los unos con sus carros, los otros con caballos, nosotros invocando el nombre del Señor, nuestro Dios.

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Salmos 20:8
17 Referans Kwoze  

Por medio de tus siervos te has burlado del Señor. Dijiste: ‘Con mis muchos carros he subido a las altas montañas, a las más lejanas cumbres del Líbano. He cortado sus cedros más altos, los mejores cipreses. He llegado a sus puestos más lejanos, a sus bosques más profundos.


Asa salió a enfrentarse a él, alineándose para la batalla en el Valle de Cefatá, en Maresa.


Asa pidió ayuda al Señor, su Dios: “Señor, no hay nadie fuera de ti que pueda ayudar al impotente contra el poderoso. Por favor, ayúdanos, Señor, nuestro Dios, porque confiamos en ti. Hemos venido contra esta horda porque confiamos en ti, Señor. Tú eres nuestro Dios. No permitas que un simple ser humano te venza”.


Me había resistido a pedir al rey que nos diera una escolta militar para protegernos de los enemigos en el camino. Le habíamos dicho al rey: “Nuestro Dios bondadoso cuida de todo el que lo sigue, pero muestra su ira contra el que lo abandona”.


Nuestra ayuda viene del Señor, quien hizo los cielos y la tierra.


Los que confían en el Señor son como el monte Sión, porque es inquebrantable y dura para siempre.


Ni el más grande ejército puede salvar a un rey; ni la fuerza más poderosa puede salvar a un guerrero.


No te engañes: un caballo de guerra no puede darte la victoria, ni su increíble fuerza podrá salvarte.


Puedes alistar tu caballo para la batalla, pero la victoria es del Señor.


Yo sanaré su falta de fe. Los amaré generosamente, porque ya no estoy enojado con ellos.


¡Que mis enemigos no se alegren de mi mal! Aunque caiga, me levantaré. Aunque esté en medio de la oscuridad, el Señor es mi luz.


Todos sus ejércitos se reunieron, una vasta horda tan numerosa como la arena de la orilla del mar, junto con muchísimos caballos y carros.


¡Que todos tus enemigos mueran así, Señor! ¡Pero que los que te aman brillen como el sol en todo su esplendor! La tierra estuvo en paz por cuarenta años.


David le respondió al filisteo: “Tú vienes a atacarme con espada, lanza y jabalina. Pero yo vengo a atacarte en nombre del Señor Todopoderoso, el Dios de los ejércitos de Israel, del que te has burlado.


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