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Salmos 102:1 - Versión Biblia Libre

1 Por favor, Señor, ¡escucha mi oración! ¡Escucha mi clamor a ti pidiendo ayuda!

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

1 Jehová, escucha mi oración, Y llegue a ti mi clamor.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

1 Señor, ¡oye mi oración! ¡Escucha mi ruego!

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Biblia Católica (Latinoamericana)

1 Señor, escucha mi plegaria, que mis gritos lleguen hasta ti.

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La Biblia Textual 3a Edicion

1 Oración de un afligido que desmaya, y en presencia de YHVH derrama su querella. ¡Oh YHVH, escucha mi oración, Y llegue a ti mi clamor!

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

1 Oración del afligido cuando, desfalleciente, derrama su queja delante del Señor.

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Salmos 102:1
28 Referans Kwoze  

Los sacerdotes y los levitas se levantaron para bendecir al pueblo, y Dios los escuchó: su oración ascendió hasta donde él vivía en el cielo.


“A causa de la violencia que han sufrido los indefensos, y a causa de los gemidos de los pobres, me levantaré para defenderlos”, dice el Señor. “Les daré la protección que han estado anhelando”.


Me siento desvanecer por dentro. Me siento sobrecogido por la desolación.


¡Por favor, respóndeme pronto Señor, porque muero! No te apartes de mi, porque entonces iré también a la tumba.


Él satisface las necesidades de quienes lo siguen. Escucha su clamor de ayuda y los salva.


En mi desesperación, clamé al Señor; oré a mi Dios pidiéndole ayuda. Oyó mi voz desde su Templo. Mi grito de ayuda llegó a sus oídos.


¡Por favor Señor, escucha mi oración! ¡Escucha mi clamor pidiendo ayuda! No seas sordo para con mi llanto. Por favor trátame como tu invitado, haz como con mis antepasados.


Me siento inconsolable al recordar cuando caminaba entre las multitudes, guiándolos en una procesión hacia la casa del Señor, con cantos de alegría y canciones de agradecimiento de los adoradores en el festival.


Escucha mi súplica por tu ayuda, mi Rey y mi Dios, porque a ti oro.


Desde la distancia y lejos de mi hogar, clamo a ti a medida que mi fe desmaya. Llévame a la roca, en lo alto, donde pueda estar seguro,


Pueblo mío, confía siempre en el Señor. Mediten en Él siempre, porque Él es quien nos cuida. Selah.


Medité en Dios con gemidos; pensé en él pero solo siento desconsuelo. Selah.


Años más tarde, el rey de Egipto murió. Pero los israelitas seguían gimiendo por su duro trabajo. Su clamor pidiendo ayuda en medio de sus dificultades llegó hasta Dios.


Te has envuelto en una nube que ninguna oración puede penetrar.


Aunque siga clamando por ayuda, se niega a escuchar mi oración.


Y Jesús oraba mucho más, con terrible angustia, y su sudor caía como gotas de sangre sobre suelo.


Jesús, mientras estuvo aquí, en forma humana, oró y clamó a Dios con grandes gemidos y lágrimas, al único que tenía el poder de salvarlo de la muerte. Y Jesús fue escuchado por su respeto hacia Dios.


Así que se deshicieron de los dioses extranjeros que tenían y adoraron al Señor. Y el Señor no pudo soportar más la miseria de Israel.


“Mañana a esta hora te voy a enviar un hombre de la tierra de Benjamín. Nómbralo como gobernante de mi pueblo Israel, y él los rescatará de los filisteos. He visto lo que le pasa a mi pueblo y he escuchado su ruego de ayuda”.


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