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Romanos 2:9 - Versión Biblia Libre

9 Todos los que hacen el mal tendrán pena y sufrimiento. Primero los del pueblo judío, y luego los extranjeros también.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

9 tribulación y angustia sobre todo ser humano que hace lo malo, el judío primeramente y también el griego,

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Biblia Nueva Traducción Viviente

9 Habrá aflicción y angustia para todos los que siguen haciendo lo malo, para los judíos primero y también para los gentiles;

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Biblia Católica (Latinoamericana)

9 Habrá sufrimientos y angustias para todos los seres humanos que hayan hecho el mal, en primer lugar para el judío, y también para el griego.

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La Biblia Textual 3a Edicion

9 tribulación y angustia sobre el alma de todo hombre que obra lo malo, del judío primeramente, y también del griego;

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

9 Tribulación y angustia para todo hombre que se entrega al mal: tanto para el judío, primeramente, como también para el griego.

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Romanos 2:9
35 Referans Kwoze  

escucha desde el cielo, actúa y juzga a tus siervos. Repara a los culpables; reivindica y recompensa a los que hacen el bien.


Los malvados tienen muchos problemas, pero los que confían el Señor serán rodeados por su amor que nunca falla.


A las buenas personas les espera lo mejor, pero la esperanza de los malvados terminara en muerte.


¿No ves que todos me pertenecen? Sean padres o hijos, todos son míos. El que peca es el que morirá.


Así que les he hecho experimentar mi hostilidad, abrasándolos con el fuego de mi ira. Me he asegurado de que sufran las consecuencias de lo que han hecho, declara el Señor Dios”.


Elegí tener una relación especial solamente contigo, en medio de todas las familias de la tierra, y por ello los castigaré por su maldad.


¿Qué beneficio tiene ganar el mundo entero y perder la vida? ¿Qué darán ustedes a cambio de su vida?


se predicaría el perdón de pecados a todas las naciones, empezando desde Jerusalén.


Después de escuchar esta explicación, no volvieron a discutir con él, y alababan a Dios, diciendo: “Ahora Dios ha concedido también a los extranjeros la oportunidad de arrepentimiento y de tener vida eterna”.


“Hermanos míos, hijos de Abrahán y todos ustedes que reverencian a Dios: ¡Este mensaje de salvación ha sido enviado a nosotros!


Fui testigo tanto para judíos como para griegos de que era necesario arrepentirse y volverse a Dios, y creer en nuestro Señor Jesucristo.


Primero en Damasco, luego en Jerusalén y luego en toda Judea y también a los extranjeros les prediqué el mensaje de arrepentimiento: cómo deben volverse a Dios, demostrando su arrepentimiento por medio de sus acciones.


Tres días después, Pablo invitó a los líderes judíos para que fueran a verlo. Y cuando estaban reunidos les dijo: “Hermanos, aunque no tengo nada en contra del pueblo o de las costumbres de nuestros antepasados, fui arrestado en Jerusalén y entregado a las autoridades romanas.


“Por lo tanto, sepan que esta salvación que viene de Dios ha sido enviada a los extranjeros y ellos escucharán”.


Dios preparó a su siervo y lo envió primero a ustedes, para bendecirlos al convertirlos de sus malos caminos”.


Sin lugar a dudas, no me avergüenzo de la buena noticia, porque es poder de Dios para salvar a todos los que creen en él, primero a los judíos, y luego a todos los demás también.


No hay diferencia entre judío y griego, porque el mismo Señor es Señor de todos, y da generosamente a todos los que le piden.


Pero todos los que hacen lo bueno tendrán gloria, honor y paz. Primero los del pueblo judío, y luego los extranjeros también.


¿Quién puede separarnos del amor de Cristo? ¿Acaso la opresión, la angustia, o la persecución? ¿O acaso el hambre, la pobreza, el peligro, o la violencia?


Esto es lo que somos, personas que él ha llamado, no solo de entre los judíos, sino de entre los extranjeros también...


Ya no hay más judío o griego, esclavo o libre, hombre o mujer, pues ustedes todos son uno en Cristo Jesús.


En esta nueva situación no hay griego ni judío, no hay circuncisos o incircuncisos, extranjeros, bárbaros, esclavos o libres, pues Cristo es todo, y él vive en todos nosotros.


Puesto que Dios hace lo recto, él se encargará apropiadamente de aquellos que les causan dificultad.


Porque el tiempo del juicio ha llegado, y comienza por la casa de Dios. Y si comienza por nosotros, entonces ¿cuál será el fin de los que rechazan la buena noticia de Dios?


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