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Mateo 21:31 - Versión Biblia Libre

31 ¿Cuál de los dos hijos hizo lo que su padre quería?” “El primero”, respondieron ellos. “Les digo la verdad: los recaudadores de impuestos y las prostitutas están entrando al reino de los cielos antes que ustedes”, les dijo Jesús.

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Biblia Reina Valera 1960

31 ¿Cuál de los dos hizo la voluntad de su padre? Dijeron ellos: El primero. Jesús les dijo: De cierto os digo, que los publicanos y las rameras van delante de vosotros al reino de Dios.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

31 »¿Cuál de los dos obedeció al padre? Ellos contestaron: —El primero. Luego Jesús explicó el significado: —Les digo la verdad, los corruptos cobradores de impuestos y las prostitutas entrarán en el reino de Dios antes que ustedes.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

31 Ahora bien, ¿cuál de los dos hizo lo que quería el padre?' Ellos contestaron: 'El primero. Entonces Jesús les dijo: 'En verdad se lo digo: en el camino al Reino de los Cielos, los publicanos y las prostitutas andan mejor que ustedes.

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La Biblia Textual 3a Edicion

31 ¿Quién de los dos hizo la voluntad del padre? Dicen: El primero. Jesús les dice: De cierto os digo que los publicanos y las rameras van delante de vosotros al reino de Dios.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

31 ¿Cuál de los dos cumplió la voluntad del padre?'. Responden: 'El segundo'. Díceles Jesús: 'Os aseguro que los publicanos y las prostitutas llegan antes que vosotros al reino de Dios.

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Mateo 21:31
26 Referans Kwoze  

Tu propia boca te condena, no yo; tus propios labios testifican contra ti.


“Diles: En mi vida, declara el Señor Dios, no me produce ningún placer que los malvados mueran. ¡Me gustaría que dejaran de pecar y vivieran! ¡Dejen de pecar! ¿Por qué han de morir, pueblo de Israel?


Porque los que hacen la voluntad de mi Padre celestial, ¡ellos son mi hermano, mi hermana y mi madre!”


“Les digo la verdad: a menos que cambien su manera de pensar y se vuelvan como niños pequeños, nunca entrarán en el reino de los cielos.


De esta manera, los últimos serán los primeros, y los primeros serán los últimos”.


Luego el hombre fue donde el segundo hijo y le dijo lo mismo. Y él le dijo: ‘Iré’, pero no lo hizo.


Les aseguro que hasta que el cielo y la tierra lleguen a su fin, ni una sola letra, ni un solo punto que está en la ley quedarán descontinuados antes de que todo se haya cumplido.


Porque si ustedes solamente aman a quienes los aman, ¿qué recompensa tienen por eso? ¿No hacen eso incluso los recaudadores de impuestos?


“Cuando oren, no sean como los hipócritas, porque a ellos les encanta ponerse en pie y orar en las sinagogas y en las esquinas de las calles para que la gente los vea. Yo les prometo que ellos ya tienen su recompensa.


“No todo el que me dice ‘Señor, Señor’ entrará al reino de los cielos, sino solo aquellos que hacen la voluntad de mi Padre que está en el cielo.


Cuando Jesús se fue de allí, vio a un hombre llamado Mateo que estaba sentado en su cabina de cobro de impuestos. Jesús lo llamó diciéndole “Sígueme”. Entonces él se levantó y siguió a Jesús.


Les aseguro que hay alegría en la presencia de los ángeles de Dios por un pecador que se arrepiente.


“‘Te juzgaré por tus propias palabras,’ respondió el rey. ‘Sabes que soy un hombre duro, “que tomo lo que no me pertenece, y cosecho lo que no sembré”.


Cuando oyeron esto, todos—incluyendo los cobradores de impuestos—siguieron lo que Dios dijo que era lo correcto, pues habían sido bautizados por Juan.


“Te digo la verdad” respondió Jesús, “A menos que vuelvas a nacer, no puedes experimentar el reino de Dios”.


“Te digo la verdad, no puedes entrar al reino de Dios a menos que hayas nacido de agua y del Espíritu”, le dijo Jesús.


Dios pasó por alto la ignorancia de la gente en el pasado, pero ahora llama a todos, en todas partes, al arrepentimiento.


Está claro que todo lo que dice la ley se aplica a aquellos que viven bajo la ley, para que nadie pueda tener excusa alguna, y para asegurar que todos en el mundo sean responsables ante Dios.


Pues cuando se introdujo la ley, el pecado se hizo más evidente. ¡Pero aunque el pecado se volvió más evidente, la gracia se volvió más evidente aun!


El Señor no demora el cumplimiento de su promesa, como algunos definen la demora, sino que está siendo muy paciente con ustedes. Pues no quiere que ninguno se pierda, sino que todos se arrepientan.


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