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Mateo 2:18 - Versión Biblia Libre

18 “En Ramá se oyó una voz, llanto y gran lamento. Raquel llora por sus hijos, se niega a que la consuelen, porque están muertos”.

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Biblia Reina Valera 1960

18 Voz fue oída en Ramá, Grande lamentación, lloro y gemido; Raquel que llora a sus hijos, Y no quiso ser consolada, porque perecieron.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

18 «En Ramá se oyó una voz: llanto y gran lamento. Raquel llora por sus hijos; se niega a que la consuelen, porque están muertos».

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Biblia Católica (Latinoamericana)

18 En Ramá se oyeron gritos, grandes sollozos y lamentos: es Raquel que llora a sus hijos; éstos ya no están, y no quiere que la consuelen.

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La Biblia Textual 3a Edicion

18 Una voz fue oída en Ramá, Llanto y gran lamentación: Raquel llorando por sus hijos, Y no quería ser consolada, porque ya no existen.°

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

18 Una voz se oyó en Ramá, alaridos y grandes lamentos: Raquel está llorando a sus hijos, y no quiere que la consuelen, porque ya no existen.

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Mateo 2:18
12 Referans Kwoze  

Regresó con sus hermanos. “¡El muchacho se ha ido!”, gimió. “¿Qué voy a hacer ahora?”


Jacob, su padre, los acusó: “Me han quitado a José, ¡se ha ido! ¡Simeón también se ha ido! ¡Ahora quieren llevarse a Benjamín! ¡Soy yo el que está sufriendo por todo esto!”


“Pero los seres humanos mueren, su fuerza disminuye; perecen, y ¿dónde están entonces?


Esto es lo que dice el Señor: El sonido de un terrible llanto y de un lamento se oye en Ramá. Es Raquel que llora por sus hijos. Están muertos, y ella no puede ser consolada


Oigo los gritos de una mujer que está dando a luz, los gemidos agónicos de una mujer que da a luz a su primer hijo. Son los gritos de la Hija de Sión, que jadea y extiende las manos diciendo: “¡Por favor, ayúdenme, me están matando!”


Lo extendió frente a mí, y allí, escritas tanto en el anverso como en el reverso, había palabras de dolor, luto y tragedia.


Así se cumplió la profecía del profeta Jeremías:


Todas las personas que estaban allí lloraban y se lamentaban por ella. “No lloren”, les dijo Jesús. “Ella no está muerta, solo está durmiendo”.


Entonces vi y escuché a un águila que volaba en medio del cielo y gritaba a gran voz: “Desastre, desastre, desastre viene sobre los habitantes de la tierra por lo que sucederá cuando los últimos tres ángeles hagan sonar sus trompetas”.


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