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Mateo 19:21 - Versión Biblia Libre

21 Jesús le dijo: “Si quieres ser perfecto, entonces ve y vende todas tus posesiones, da el dinero a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo. Entonces ven y sígueme”.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

21 Jesús le dijo: Si quieres ser perfecto, anda, vende lo que tienes, y dalo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven y sígueme.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

21 Jesús le dijo: —Si deseas ser perfecto, anda, vende todas tus posesiones y entrega el dinero a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo. Después ven y sígueme.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

21 Jesús le dijo: 'Si quieres ser perfecto, vende todo lo que posees y reparte el dinero entre los pobres, para que tengas un tesoro en el Cielo. Después ven y sígueme.

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La Biblia Textual 3a Edicion

21 Jesús le dijo: Ya que° quieres ser perfecto, anda, vende tus posesiones y da a los pobres, y tendrás un tesoro en los cielos, y ven, sígueme.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

21 Jesús le dijo: 'Si quieres ser perfecto, anda, vende todos tus bienes y dáselos a los pobres, que así tendrás un tesoro en los cielos; ven luego y sígueme'.

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Mateo 19:21
31 Referans Kwoze  

Cuando Abrán tenía 99 años, el Señor se le apreció y le dijo: “Yo soy el Dios Altísimo. Vive en mi presencia y haz el bien.


Esta es la historia de Noé y su familia. Noé era un hombre íntegro, que vivía una vida con principios morales entre las personas de su época. Él tenía una relación estrecha con Dios.


Había una vez un hombre llamado Job que vivía en la tierra de Uz. Era un hombre íntegro que hacía lo recto. Job respetaba a Dios y evitaba el mal.


¡Observa al inocente, mira a los que hacen el bien! ¡Aquellos que aman la paz tienen futuro!


Entonces Jesús le dijo a sus discípulos: “El que quiera seguirme, debe negarse a sí mismo, tomar su cruz y seguirme.


“Yo he guardado todos estos mandamientos”, dijo el joven. “¿Qué más debo hacer?”


Cuando el joven escuchó la respuesta de Jesús, se fue muy triste, porque tenía muchas posesiones.


Jesús respondió: “Les digo la verdad: cuando todo sea hecho de nuevo y el Hijo del hombre se siente en su trono glorioso, ustedes que me han seguido también se sentarán en tronos, y serán jueces de las doce tribus de Israel.


“Vengan y síganme, y yo les enseñaré cómo pescar personas”, les dijo.


Crezcan y sean completamente fieles, así como su Padre que está en el cielo es fiel”.


“Sígueme. Deja que los muertos sepulten a sus propios muertos”, le respondió Jesús.


Cuando Jesús se fue de allí, vio a un hombre llamado Mateo que estaba sentado en su cabina de cobro de impuestos. Jesús lo llamó diciéndole “Sígueme”. Entonces él se levantó y siguió a Jesús.


Jesús lo miró con amor y dijo: “Solo te falta una cosa. Ve y vende todo lo que posees, da el dinero a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo. Entonces ven y sígueme”.


Mientras caminaba, vio a Leví, el hijo de Alfeo, sentado en la mesa de los recaudadores de impuestos. “Sígueme”, le dijo Jesús. Entonces Leví se levantó y siguió a Jesús.


Jesús entonces llamó a la multitud y a sus discípulos para que se acercaran a él, y les dijo: “Si alguno quiere seguirme, debe renunciar a sí mismo, cargar su cruz y entonces seguirme.


Vendan lo que tienen, y denle el dinero a los pobres. Tomen tesoros que no se agotan: tesoros en el cielo que nunca se acabarán, donde ningún ladrón puede robarlo, ni el moho puede destruirlo.


De la misma manera, cada uno de ustedes, si no renuncian a todo, no pueden ser mis discípulos.


“Les digo: usen la riqueza de este mundo para hacer amigos, a fin de que cuando se acabe, sean recibidos en un hogar eterno.


Cuando Jesús oyó esto, le dijo al hombre: “Aún te falta una cosa. Ve y vende todo lo que tienes, dale el dinero a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo. ¡Entonces ven y sígueme!”


Más tarde, cuando Jesús ya se marchaba de la aldea, vio a un recaudador de impuestos llamado Leví, sentado en su cabina de cobros de impuestos. “Sígueme”, le dijo Jesús.


¿Acaso los estudiantes saben más que el maestro? Solo cuando lo hayan aprendido todo, entonces serán semejantes a su maestro.


“Si alguno de ustedes quiere seguirme debe negarse así mismo, tomar su cruz diariamente, y seguirme”, les dijo Jesús a todos ellos.


Mis ovejas reconocen mi voz; yo las conozco, y ellas me siguen.


Si ustedes quieren servirme, tienen que seguirme. Mis siervos estarán donde yo esté, y mi Padre honrará a todo el que me sirva.


Ellos vendían sus propiedades y pertenencias, compartiendo las ganancias con todos, en cuanto lo necesitaban.


Mostraron compasión con los que estaban en la cárcel, y entregaron con alegría sus posesiones cuando les fueron confiscadas, sabiendo que cosas mejores vendrán para ustedes, cosas que realmente perdurarán.


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