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Mateo 15:28 - Versión Biblia Libre

28 “Tu confías en mí grandemente”, le respondió Jesús. “¡Tu deseo está concedido!” Y su hija fue sanada de inmediato.

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Biblia Reina Valera 1960

28 Entonces respondiendo Jesús, dijo: Oh mujer, grande es tu fe; hágase contigo como quieres. Y su hija fue sanada desde aquella hora.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

28 —Apreciada mujer —le dijo Jesús—, tu fe es grande. Se te concede lo que pides. Y al instante la hija se sanó.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

28 Entonces Jesús le dijo: 'Mujer, ¡qué grande es tu fe! Que se cumpla tu deseo. Y en aquel momento quedó sana su hija.

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La Biblia Textual 3a Edicion

28 Entonces respondiendo Jesús, le dijo: ¡Oh mujer, grande es tu fe! Hágase contigo como quieres. Y su hija quedó sana desde aquella hora.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

28 Entonces le dijo Jesús: '¡Mujer, qué grande es tu fe! Que te suceda como deseas'. Y en aquel mismo momento quedó curada su hija.

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Mateo 15:28
21 Referans Kwoze  

Aunque me mate, esperaré en él. Todavía seguiré defendiendo mis caminos ante él.


“Sin embargo, él siempre sabe a dónde voy. Cuando me haya probado, saldré brillante como el oro.


Él satisface las necesidades de quienes lo siguen. Escucha su clamor de ayuda y los salva.


Aunque nos venga la tristeza, él nos muestra misericordia porque su amor fiel es muy grande.


De inmediato Jesús se extendió y lo tomó, y le dijo: “Tienes tan poca confianza en mi. ¿Por qué dudaste?”


“Sí, Señor, pero aun así, a los perros se les deja comer las migajas que caen de la mesa de su amo”, respondió ella.


Cuando Jesús escuchó lo que este hombre dijo, se quedó asombrado. Entonces le dijo a los que le seguían: “En verdad les digo que no he encontrado este tipo de confianza en ninguna parte de Israel.


Entonces Jesús le dijo al centurión, “Ve a casa. Lo que pediste ya fue hecho, como creíste que pasaría”. Y el siervo fue sanado inmediatamente.


Jesús se dio vuelta y la vio. “Alégrate hija, pues tu confianza en mi te ha sanado”, le dijo. Y la mujer fue sanada de inmediato.


“Hija mía, tu confianza en mí te ha sanado. Vete en paz. Has sido completamente sanada de tu enfermedad”, le dijo Jesús.


Los apóstoles le dijeron al Señor: “¡Ayúdanos a tener más fe!”


Pero Jesús le dijo a la mujer: “Tu fe te ha salvado, vete en paz”.


Cuando Jesús oyó esto, se quedó estupefacto. Se dio vuelta hacia la multitud que lo seguía y dijo: “Les digo que no he encontrado una fe como esta ni siquiera en Israel”.


Seguimos agradeciendo a Dios por ustedes, hermanos y hermanas, pues es lo menos que podemos hacer. Es lo que debemos hacer porque su fe en Dios está floreciendo, y el amor que todos ustedes tienen unos por otros aumenta cada vez más.


“En consecuencia, esta es la declaración del Señor: Hice la promesa definitiva de que tu familia y la de tu padre me servirían siempre como sacerdotes. Pero ahora el Señor declara: ¡Ya no más! En cambio, honraré a los que me honran, pero trataré con desprecio a los que me desprecian.


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