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Marcos 12:37 - Versión Biblia Libre

37 Pues, si David mismo lo llama Señor, ¿cómo puede él ser el hijo de David?” Y la gran multitud estaba oyendo con mucho deleite lo que Jesús decía.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

37 David mismo le llama Señor; ¿cómo, pues, es su hijo? Y gran multitud del pueblo le oía de buena gana.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

37 Ya que David mismo llamó al Mesías “mi Señor”, ¿cómo es posible que el Mesías sea su hijo?». La gran multitud se deleitaba al escucharlo.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

37 Si David mismo lo llama 'Señor', ¿cómo puede entonces ser hijo suyo?' Mucha gente acudía a Jesús y lo escuchaba con agrado.

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La Biblia Textual 3a Edicion

37 David mismo lo llama Señor, pero, ¿de dónde es su hijo? Y una gran multitud lo escuchaba con gusto.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

37 El mismo David lo llama 'Señor'; entonces, ¿a título de qué es hijo suyo?'. El pueblo, muy numeroso, lo escuchaba con agrado.

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Marcos 12:37
14 Referans Kwoze  

“Una virgen quedará embarazada y tendrá un hijo. Y le llamarán Emanuel”, que significa “Dios con nosotros”.


Entonces Jesús oró: “Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has ocultado estas cosas de las mentes de los inteligentes y sabios. Por el contrario, las has revelado a personas comunes.


Los ciegos pueden ver, los paralíticos pueden caminar, los leprosos son sanados, los sordos pueden oír, los muertos han vuelto a vivir y los pobres escuchan la buena noticia.


Cuando los jefes de los sacerdotes y los Fariseos escucharon sus ilustraciones, se dieron cuenta de que Jesús estaba hablando de ellos.


Querían arrestarlo, pero tenían miedo de lo que el pueblo pudiera hacer porque la gente creía que él era un profeta.


Pero no podían encontrar una manera de hacerlo porque todos lo apreciaban, y estaban atentos a cada palabra que decía.


Y todas las personas venían temprano en la mañana para escucharlo en el Templo.


Una gran multitud había descubierto que él estaba allí. Llegaron al lugar no solo para ver a Jesús sino porque querían ver a Lázaro, el hombre a quien Jesús había levantado de los muertos.


Ellos son nuestros antepasados, ancestros de Cristo, humanamente hablando, de Aquél que gobierna sobre todo, el Dios bendito por la eternidad. Amén.


No hay duda alguna sobre ello: la verdad revelada sobre Dios es asombrosa. Él se nos fue dado a conocer en forma humana, fue vindicado por el Espíritu, visto por ángeles, declarado a las naciones, creído por el mundo, y recibido en gloria.


Escuchen, mis queridos amigos: ¿Acaso Dios no eligió a los que el mundo considera pobres para que fueran ricos en su fe en él, y para que heredaran el reino que prometió a quienes lo aman?


“Yo, Jesús, he enviado a mi ángel para darte este testimonio que debes compartir con las iglesias. Yo soy la raíz y la descendencia de David, la estrella brillante de la mañana”.


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