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Malaquías 1:9 - Versión Biblia Libre

9 ¿Por qué, entonces, no tratan de agradar a Dios, y piden su misericordia? Pero cuando traen tales ofrendas, ¿por qué debería él mostrarles su favor? Pregunta el Señor Todopoderoso.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

9 Ahora, pues, orad por el favor de Dios, para que tenga piedad de nosotros. Pero ¿cómo podéis agradarle, si hacéis estas cosas? dice Jehová de los ejércitos.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

9 «¡Adelante, supliquen a Dios que sea misericordioso con ustedes! Pero cuando llevan esa clase de ofrendas a él, ¿por qué debería tratarlos bien?», pregunta el Señor de los Ejércitos Celestiales.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

9 Así es como ustedes piden a Dios sus favores. Pero, ¿creen ustedes que los atenderá?

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La Biblia Textual 3a Edicion

9 ¡Ahora pues, implorad el favor de ’El,° para que tenga compasión de nosotros! Pues si de vuestra mano procede todo esto, ¿cómo lo habréis de aplacar?, dice YHVH Sebaot.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

9 Ahora, pues, invocad a Dios, para que se apiade de nosotros. Con tal don de vuestras manos, ¿concederá su favor a alguno de vosotros? -dice Yahveh Sebaot-.

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Malaquías 1:9
15 Referans Kwoze  

Los sacerdotes y los levitas se levantaron para bendecir al pueblo, y Dios los escuchó: su oración ascendió hasta donde él vivía en el cielo.


Pero Moisés suplicó al Señor su Dios, diciendo: “¿Por qué estás enojado con el pueblo que sacaste de la tierra de Egipto con tremendo poder y gran fuerza?


“¿Acaso Ezequías, rey de Judá, o cualquier otra persona del país, lo hizo matar? ¿No respetó Ezequías al Señor y le suplicó? ¿No cambió el Señor de opinión sobre el desastre que había anunciado contra ellos? Pero nosotros estamos a punto de provocar un gran desastre”.


Si realmente son profetas y tienen la palabra del Señor consigo, deberían estar suplicando ahora al Señor Todopoderoso que lo que queda en el Templo del Señor, en el palacio del rey de Judá y en Jerusalén, no sea llevado a Babilonia.


Levántate y clama al comenzar la noche. Derrama tus pensamientos tristes como agua ante el Señor. Alza tus manos hacia él en oración por la vida de tus hijos que desfallecen de hambre en cada esquina.


“Ahora pues”, dice el Señor, “Vengan a mi cuando aún hay tiempo. Vuelvan a mi de todo corazón, con oración y ayuno.


Que los sacerdotes, los ministros del Señor lloren entre el atrio y el altar del Templo. Que digan: “Señor, ten piedad de tu pueblo, y no dejes que caiga desgracia sobre tu heredad, gobernada por naciones paganas, a fin de que el pueblo de estas naciones pregunte: ‘¿Dónde está su Dios?’”


Aunque me traigas ofrendas de grano, no las aceptaré. Apartaré de mi vista tus ofrendas de paz con novillos engordados.


Nosotros sabemos que Dios no escucha a los pecadores, pero sí escucha a todo el que lo adora y hace su voluntad.


Pues Dios no tiene favoritos.


Puesto que ustedes le llaman Padre, y reconocen que él juzga a todos de manera imparcial, basado en sus obras, tomen en serio su vida aquí en la tierra, guardando reverencia hacia él.


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