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Job 2:5 - Versión Biblia Libre

5 Pero extiende tu mano y hiere sus huesos y su carne, y verás que definitivamente te maldecirá en tu cara”.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

5 Pero extiende ahora tu mano, y toca su hueso y su carne, y verás si no blasfema contra ti en tu misma presencia.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

5 Así que extiende tu mano y quítale la salud, ¡ten por seguro que te maldecirá en tu propia cara!

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Biblia Católica (Latinoamericana)

5 Pero extiende tu mano y toca sus huesos y su carne; verás si no te maldice en tu propia cara.

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La Biblia Textual 3a Edicion

5 Pero extiende ahora tu mano y toca sus huesos y su carne, y verás cómo te maldice° en tu propio Rostro.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

5 Prueba a extender tu mano y tocar sus huesos y su carne. ¡Ya verás cómo te maldice ante tu propia cara!'. Dijo Yahveh a Satán:

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Job 2:5
16 Referans Kwoze  

David le dijo a Dios: “¿No fui yo quien ordenó el censo del pueblo? Yo soy el que ha pecado y actuado con maldad. Pero estas ovejas, ¿qué han hecho? Señor, Dios mío, por favor, castígame a mí y a mi familia, pero no castigues a tu pueblo con esta plaga”.


Pero si extiendes tu mano y le quitas todo lo que tiene, sin duda te maldecirá en tu cara”.


Entonces el Señor le dijo a Satanás: “Muy bien, tienes el poder de hacer lo que quieras con todo lo que tiene, pero no lo hieras a él físicamente”. Entonces Satanás se fue de la presencia del Señor.


Cuando terminaban los días de fiesta, Job mandaba a buscarlos y los purificaba, levantándose de madrugada para ofrecer un holocausto por cada uno de ellos. Job se preocupaba, pensando para sí mismo: “Tal vez mis hijos hayan pecado de alguna manera y hayan ofendido a Dios sin querer”. Era lo que Job hacía siempre.


“¡Piel por piel!” Satanás replicó. “Un hombre renunciará a todo para salvar su vida.


Entonces el Señor le dijo a Satanás: “Muy bien, tienes el poder de hacerle lo que quieras, pero no lo mates”.


Su mujer le dijo: “¿Aún te aferras a tu integridad? Maldice a Dios y muérete”.


¡Por favor, deja de golpearme! ¡Tu golpiza me ha acabado!


Este pueblo siempre me hace enojar, porque presenta sacrificios a los ídolos en sus jardines sagrados y ofrece incienso en altares paganos hechos de ladrillo.


Vagarán por el país, deprimidos y hambrientos. Cuando estén hambrientos se pondrán furiosos, y mirando hacia arriba maldecirán a su rey y a su Dios.


El hijo de la mujer israelita maldijo el nombre del Señor. Así que lo llevaron ante Moisés. (Su madre se llamaba Selomit, hija de Dibri, de la tribu de Dan).


Diles a los israelitas que cualquiera que maldiga a su Dios será castigado por su pecado.


Entonces escuché una voz fuerte en el cielo, que decía: “Ahora ha llegado la salvación, el poder y el reino de nuestro Dios, y la autoridad de su Cristo. El Acusador de los creyentes ha sido arrojado, el que los acusa en presencia de Dios día y noche.


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