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Jeremías 34:20 - Versión Biblia Libre

20 Sus cadáveres se convertirán en alimento para las aves de rapiña y los animales salvajes.

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Biblia Reina Valera 1960

20 los entregaré en mano de sus enemigos y en mano de los que buscan su vida; y sus cuerpos muertos serán comida de las aves del cielo, y de las bestias de la tierra.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

20 Los entregaré en manos de sus enemigos y ellos los matarán. Sus cuerpos serán alimento para los buitres y para los animales salvajes.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

20 Los entregaré a sus enemigos, y sus cadáveres serán pasto de las aves y de las fieras.

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La Biblia Textual 3a Edicion

20 Sí, a éstos los entregaré en mano de sus enemigos, y en mano de los que buscan su vida. Sus cuerpos muertos serán comida de las aves de los cielos y de las bestias de la tierra.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

20 los entregaré en mano de sus enemigos y en mano de quienes atentan contra su vida; y sus cadáveres serán pasto de las aves del cielo y de las bestias de la tierra.

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Jeremías 34:20
25 Referans Kwoze  

Los de la familia de Jeroboam que mueran en la ciudad serán devorados por los perros, y los que mueran en el campo serán devorados por las aves. Porque el Señor lo ha dicho.


Los de la familia de Basá que mueran en la ciudad serán devorados por los perros, y los que mueran en el campo serán devorados por las aves”.


Han dado los cadáveres de tus siervos a las aves, Señor. La carne de tu pueblo fiel fue dada a las bestias de la tierra.


Esto es lo que dice el Señor acerca de la gente de Anatot que trata de matarte, diciéndote: “No profetices en nombre del Señor, o te mataremos”.


Mi pueblo es como un ave de rapiña manchada a mí con otras aves de rapiña dando vueltas para atacarlo. Ve y trae a todos los animales salvajes para que se coman el cadáver.


Morirán de enfermedades mortales. Nadie los llorará. Sus cuerpos no serán enterrados, sino que yacerán en el suelo como el estiércol. Serán destruidos por la guerra y el hambre, y sus cuerpos serán alimento para las aves de rapiña y los animales salvajes.


Aquí mismo, en este lugar, voy a echar a perder los planes de Judá y Jerusalén. Dejaré que sus enemigos que quieren matarlos vengan y hagan exactamente eso. Sus cadáveres serán alimento para las aves de rapiña y los animales salvajes.


“Después de eso, declara el Señor, voy a entregarte a ti, Sedequías, rey de Judá, así como a tus oficiales y a la gente que quede en esta ciudad después de la peste, la guerra y el hambre, a Nabucodonosor, rey de Babilonia, y a tus enemigos que te quieren muerto. Él te atacará; no te perdonará ni tendrá piedad ni misericordia.


Te voy a entregar a los que te aterrorizan y quieren matarte, a Nabucodonosor, rey de Babilonia, y a los babilonios.


El rey Sedequías le prometió solemnemente a Jeremías en privado: “Vive el Señor, que nos dio esta vida, que no te haré matar, ni te entregaré a los que quieren matarte”.


El rey de Babilonia mandó matar a los hijos de Sedequías mientras éste miraba, y también ejecutó a todos los dirigentes de Judá allí en Riblá.


Tú, Jerusalén, ahora desolada, ¿qué vas a hacer? Aunque te vistas con ropas de color escarlata, y te pongas joyas de oro, y te maquilles los ojos, ¡todo tu adorno es inútil! Tus amantes te odian; ¡quieren matarte!


Esto es lo que dice el Señor: Mira, voy a entregar al faraón Hofra, rey de Egipto, a sus enemigos que intentan matarlo, de la misma manera que entregué a Sedequías, rey de Judá, a Nabucodonosor, rey de Babilonia, su enemigo que intentaba matarlo”.


Aplastaré a los elamitas frente a sus enemigos, ante los que quieren matarlos. En mi furioso enojo haré caer el desastre sobre ellos, declara el Señor. Los perseguiré con la espada hasta destruirlos.


Los cadáveres de este pueblo serán alimento para las aves de rapiña y los animales salvajes, y no habrá nadie que los espante.


“Porque esto es lo que dice el Señor Dios: Créanme cuando les digo que los voy a entregar al pueblo que odian, al que rechazaron con asco.


Te arrojaré a ti y a los peces, dejándote en el desierto. Tu cuerpo caerá al suelo y quedará a la intemperie. No se recogerá ni se llevará para enterrarlo. Te dejaré como alimento para los animales salvajes y las aves de rapiña.


Te dejaré caer sobre la tierra; te arrojaré sobre la tierra desnuda. Haré que todas las aves de rapiña vengan a posarse sobre ti; haré que todos los animales salvajes te coman hasta quedar satisfechos.


Tu cadáver será alimento para las aves de rapiña y los animales salvajes, y no habrá nadie que los espante.


Entonces el filisteo le gritó a David: “Ven aquí, y daré de comer tu carne a las aves y a los animales salvajes”.


Hoy el Señor te entregará en mis manos, y yo te derribaré; te cortaré la cabeza y entregaré los cadáveres de los soldados filisteos a las aves y a los animales salvajes. Entonces todo el mundo sabrá que hay un Dios que actúa por Israel.


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