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Isaías 60:18 - Versión Biblia Libre

18 No habrá más violencia en tu tierra, ni devastación y destrucción dentro de tus fronteras. Llamarás a tus muros Salvación, y a tus puertas Alabanza.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

18 Nunca más se oirá en tu tierra violencia, destrucción ni quebrantamiento en tu territorio, sino que a tus muros llamarás Salvación, y a tus puertas Alabanza.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

18 La violencia desaparecerá de tu tierra; se terminarán la desolación y la destrucción de la guerra. La salvación te rodeará como las murallas de una ciudad, y la alabanza estará en los labios de todos los que entren allí.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

18 Ya no se hablará de violencia en tu país ni de saqueo o calamidades dentro de tus fronteras. A tus murallas les pondrás por nombre 'Salvación', y a tus puertas, 'Alabanza'.

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La Biblia Textual 3a Edicion

18 No se oirá más en tu tierra: ¡Violencia!, Ni dentro de tus fronteras: ¡Ruina! ¡Destrucción! Tus muros se llamarán Salvación, Y tus puertas Alabanza.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

18 No se oirá hablar más de violencia en tu país, ni de devastación y de ruina en tus fronteras, pues llamarás a tus murallas 'Salvación' y a tus puertas 'Alabanza'.

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Isaías 60:18
23 Referans Kwoze  

Elegiré un lugar para mi pueblo Israel. Allí los asentaré y ya no serán molestados. Los malvados no los perseguirán como antes,


Él mantiene las fronteras de tu nación seguras contra los ataques, y te provee del mejor trigo.


Nada causará daño ni perjuicio en ninguna parte de mi santo monte, porque la tierra estará llena del conocimiento del Señor, de la misma manera que el agua llena el mar.


El Señor decidirá los casos de las naciones; resolverá las discusiones entre ellas. Martillarán sus espadas y las convertirán en hojas de arado, y sus lanzas en podaderas. Las naciones ya no lucharán entre sí; ya no aprenderán métodos de guerra.


En ese momento, este será el canto que se entone en la tierra de Judá: “¡Nuestra ciudad es una ciudad fuerte! ¡Sus muros y defensas son nuestra salvación!


Abre las puertas para que entre la nación que sigue la justicia, la nación que permanece fiel.


Dos tragedias te han golpeado: la devastación causada por el hambre y la destrucción causada por la guerra. ¿Quién va a simpatizar contigo? ¿Quién te va a consolar?


Tu sociedad funcionará a partir de principios de bondad y de derecho; no habrá nadie que te oprima. No tendrás miedo; no tendrás que enfrentar ningún tipo de terror.


les daré, en mi casa y dentro de mis muros, un lugar para recordarlos y una reputación mejor que la de los hijos e hijas. Les daré una reputación eterna que nunca se desvanecerá.


Tus puertas se mantendrán siempre abiertas. No se cerrarán nunca, ni de día ni de noche, para que las riquezas de las naciones puedan ser traídas a ti, con sus reyes conducidos en procesión.


Te traeré oro en lugar de bronce, plata en lugar de hierro, bronce en lugar de madera y hierro en lugar de piedra. Nombraré a la Paz como tu vigilante, y a la Bondad como tu líder.


Como la tierra echa brotes y las plantas crecen en un jardín, así el Señor hace crecer la bondad y la alabanza ante todas las naciones.


¡Salgan! ¡Salgan por las puertas! ¡Despejen el camino para el pueblo! ¡Construyan la carretera! ¡Desháganse de las piedras en el camino! Levanten una bandera para que las naciones puedan ver!


Ya no te llamarán Abandonada; tu tierra no se llamará Desolada. En cambio, se te llamará Ella me hace feliz, y tu tierra se llamará Casada, porque tú haces feliz al Señor, y tu tierra estará casada.


Tampoco le den descanso al Señor, hasta que termine su obra, hasta que haga de Jerusalén el lugar más loable de la tierra.


Así midió los cuatro lados. Había un muro que lo rodeaba, de quinientos codos de largo y quinientos de ancho, que separaba lo sagrado de lo común.


El Señor será el juez que decida el caso de las naciones, él resolverá los conflictos entre naciones poderosas distantes. Ellos forjarán sus espadas y las convertirán en arados, y transformarán sus lanzas en podaderas. Las naciones ya no pelearán unas con otras, in usarán estrategias de guerra.


¡Miren lo que haré! En ese tiempo me encargaré de los que te han oprimido. Salvaré a los indefensos y traeré de regreso a los que estaban dispersos. Convertiré su vergüenza en alabanza, y todo el mundo los respetará.


El Señor declara: Yo mismo será un muro de fuego alrededor de la ciudad, y seré la gloria dentro de ella.


Yo levantaré mi mano contra ellos y sus antiguos esclavos los squearán. Entonces sabrán que el Señor Todopoderoso me ha enviado.


Acamparé en mi Templo para salvaguardarlo de los invasores, ni habrá opresores que lo conquisten, porque yo mismo seré el que vigila.


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