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Isaías 58:1 - Versión Biblia Libre

1 ¡Ruge desde la garganta! ¡No te contengas! ¡Grita como una trompeta! Anuncia a mi pueblo lo rebelde que es; denuncia a los descendientes de Jacob sus pecados.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

1 Clama a voz en cuello, no te detengas; alza tu voz como trompeta, y anuncia a mi pueblo su rebelión, y a la casa de Jacob su pecado.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

1 «Grita con la voz de un toque de trompeta. ¡Grita fuerte! No seas tímido. ¡Háblale a mi pueblo Israel de sus pecados!

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Biblia Católica (Latinoamericana)

1 Grita con fuerza y sin miedo. Levanta tu voz como trompeta y denuncia a mi pueblo sus maldades, y sus pecados a la familia de Jacob.

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La Biblia Textual 3a Edicion

1 ¡Clama a voz en cuello, no te detengas, Alza tu voz como una trompeta! ¡Denuncia a mi pueblo su rebelión, A la casa de Jacob sus pecados!

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

1 Clama a voz en cuello, no te contengas, alza tu voz como trompeta y anuncia a mi pueblo su rebelión y a la casa de Jacob sus pecados.

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Isaías 58:1
37 Referans Kwoze  

Vengan, israelitas, caminemos a la luz del Señor.


En ese momento sonará una fuerte trompeta, y los que estaban muriendo en Asiria regresarán junto con los exiliados en Egipto. Vendrán a adorar al Señor en el monte santo de Jerusalén.


Se oye una voz que dice: “Grítalo”. Pregunté: “¿Qué debo gritar?” “Todos los seres humanos son como la hierba, y toda su confianza es como las flores del campo.


Tu primer padre pecó, y tus líderes se rebelaron contra mí.


Esto es lo que dice el Señor: ¿Dónde está el certificado de divorcio de tu madre que le di cuando la despedí? ¿A cuál de mis acreedores te vendí? Mira. Fuiste vendido por tus pecados, y tu madre fue despedida por tu maldad.


Porque todos los vigilantes están ciegos. Ninguno de ellos sabe lo que pasa. Todos están callados; no saben ladrar. Se pasan el tiempo acostados, soñando, amando el sueño.


Voy a contarle a todo el mundo lo bueno que eres y las cosas que haces, pero no te van a ayudar.


Tú estás al tanto de todas nuestras rebeldías; nuestros pecados atestiguan contra nosotros. Sí, reconocemos nuestros actos rebeldes; conocemos todos nuestros pecados.


Ve y anuncia al pueblo de Jerusalén que esto es lo que dice el Señor: Recuerdo cuán devoto a mi eras cuando eras joven. Recuerdo cómo me amabas cuando eras mi novia. Recuerdo cómo me seguiste en el desierto, en una tierra donde no se cultiva nada.


Así sucedió. Se declaró un ayuno para honrar al Señor en el que participó todo el pueblo de Jerusalén y todos los que habían llegado allí desde las ciudades de Judá. Esto ocurrió en el noveno mes del quinto año del reinado de Joacim hijo de Josías, rey de Judá.


Puse vigilantes a cargo de ustedes y les dije que se aseguraran de escuchar el llamado de la trompeta que les advertía del peligro. Pero ustedes respondieron: “¡No escucharemos!”.


Las visiones de tus profetas fueron falsas y sin valor; no señalaron tu culpa para evitar que fueras llevada al cautiverio. En cambio, te presentaron visiones falsas y engañosas.


Así que profetiza contra ellos. Profetiza, hijo de hombre”.


“Hijo de hombre, desafía a Jerusalén por sus prácticas repugnantes.


“¿Vas a condenarlos, hijo de hombre? Recuérdales las cosas repugnantes que hicieron sus antepasados,


“Entonces, hijo de hombre, ¿estás dispuesto a juzgarlos? ¿Estás listo para juzgar a la gente de esta ciudad que ha causado tanto derramamiento de sangre? Haz que enfrenten todas las cosas repugnantes que han hecho,


Entonces el Señor me dijo “Hijo de hombre, ¿vas a condenar a Ahola y a Aholiba? ¡Denuncia las cosas repugnantes que han hecho!


Cuando viera que el ejército avanzaba para atacar el país, tocaría la trompeta para avisar a todos.


¡Pon trompeta en tus labios! Un águila se precipita sobre la casa del Señor porque han quebrantado mi acuerdo y se han rebelado contra mi ley.


“Ve de inmediato a la gran ciudad de Nínive y condénala porque yo he visto la maldad de su pueblo”.


Tales cosas debes enseñar. Pues tienes autoridad para animar y corregir en cuanto sea necesario. No permitas que nadie te menosprecie.


Fui lleno del Espíritu en el día del Señor, y escuché una voz fuerte detrás de mí, que sonaba como una trompeta.


Después de esto vi una puerta que se había abierto en el cielo. Y la voz que yo había escuchado antes, la que sonaba como una trompeta, me dijo: “Sube aquí, y te mostraré lo que ocurrirá después”.


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