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Isaías 50:6 - Versión Biblia Libre

6 Ofrecí mi espalda para que me golpearan y mis mejillas para que me tiraran de la barba. No escondí mi rostro de sus burlas y escupitajos.

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Biblia Reina Valera 1960

6 Di mi cuerpo a los heridores, y mis mejillas a los que me mesaban la barba; no escondí mi rostro de injurias y de esputos.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

6 Les ofrecí la espalda a quienes me golpeaban y las mejillas a quienes me tiraban de la barba; no escondí el rostro de las burlas y los escupitajos.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

6 He ofrecido mi espalda a los que me golpeaban, mis mejillas a quienes me tiraban la barba, y no oculté mi rostro ante las injurias y los escupos.

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La Biblia Textual 3a Edicion

6 Ofrecí mis espaldas a los que me azotaban, Y mis mejillas a los que me arrancaban la barba; No aparté mi rostro de injurias y escupitajos.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

6 Mi espalda ofrecí a quienes me azotaban, mis mejillas a quienes me mesaban la barba, no hurté mi rostro a las afrentas ni a los salivazos.

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Isaías 50:6
20 Referans Kwoze  

Así que me enfrenté a ellos y les dije que estaban malditos. A algunos los golpeé y les arranqué el pelo. Luego les hice prestar un juramento ante Dios, diciendo: “No deben permitir que sus hijas se casen con sus hijos, ni permitir que sus hijos – o ustedes mismos – secasen con sus hijas.


La gente me mira con la boca abierta, me abofetean en las mejillas para burlarse de mí, se agolpan a mi alrededor para atacarme.


Me desprecian y rehúyen; no dudan en escupirme a la cara.


Me golpearon en la espalda, dejando largos surcos como si hubiera sido golpeado por un granjero.


Porque por tu causa he soportado insultos y mi rostro refleja mi vergüenza.


Me he convertido en un extranjero entre mis hermanos, los Israelitas. Un forastero para mis propios hermanos.


Pero fue herido por nuestros actos rebeldes, fue aplastado por nuestra culpa. Experimentó la disciplina que nos trae la paz, y sus heridas nos curan.


Fue perseguido y maltratado, pero no dijo nada. Fue llevado como un cordero a la muerte, y del mismo modo que una oveja a punto de ser esquilada guarda silencio, él no dijo ni una palabra.


Debe poner la mejilla a quien quiera abofetearlos; debe aceptar los insultos de los demás.


¡Reúne tus tropas, Jerusalén! Un enemigo nos asedia. Ellos golpearán al líder de Israel en la mejilla con una vara.


Pero el Señor le respondió a Moisés: “Si su padre le hubiera escupido en la cara, ¿no habría sido deshonrosa durante siete días? Mantenla aislada fuera del campamento durante siete días, y luego podráregresar”.


Entonces escupieron su rostro y lo golpearon. Algunos de ellos lo abofetearon con sus manos,


Entonces Pilato liberó a Barrabás, pero mandó a azotar a Jesús y a crucificarlo.


Luego lo escupieron, y tomando el palo que tenía, le golpeaban la cabeza con él.


Pero yo les digo, no pongan resistencia a alguien que es malvado. Si alguien les da una bofetada, pongan la otra mejilla también.


Entonces algunos de ellos comenzaron a escupirlo. Le vendaron los ojos, lo golpeaban en la cabeza y le decían: “¡¿Por qué no profetizas ‘profeta’?!” Y los guardias se lo llevaron y lo golpearon.


Y repetidas veces lo golpearon en la cabeza con una vara, lo escupían y se arrodillaban delante de él como si lo adorasen.


Cuando él dijo esto, uno de los guardias que estaba cerca le dio una bofetada a Jesús, diciendo: “¿Es esa la manera de hablarle al Sumo sacerdote?”


Debemos seguir con la mirada puesta en Jesús, el autor y perfeccionador de nuestra fe en Dios. Pues por el gozo que tenía delante, Jesús soportó la cruz, sin importarle su vergüenza, y se sentó a la diestra del trono de Dios.


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