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Isaías 44:3 - Versión Biblia Libre

3 Porque voy a derramar agua sobre la tierra sedienta, y arroyos sobre la tierra seca. Voy a derramar mi Espíritu sobre tu descendencia, y mi bendición sobre tus hijos.

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Biblia Reina Valera 1960

3 Porque yo derramaré aguas sobre el sequedal, y ríos sobre la tierra árida; mi Espíritu derramaré sobre tu generación, y mi bendición sobre tus renuevos;

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Biblia Nueva Traducción Viviente

3 Pues derramaré agua para calmar tu sed y para regar tus campos resecos; derramaré mi Espíritu sobre tus descendientes, y mi bendición sobre tus hijos.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

3 Derramaré agua sobre el suelo sediento y los riachuelos correrán en la tierra seca. Derramaré mi espíritu sobre tu raza y mi bendición cubrirá tus descendientes.

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La Biblia Textual 3a Edicion

3 Yo derramaré aguas sobre el sequedal, Y torrentes sobre la tierra seca: Derramaré mi Espíritu sobre tu simiente, Y mi bendición sobre tus renuevos.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

3 Derramaré agua sobre el sediento suelo, arroyos sobre el sequedal; derramaré mi espíritu sobre tu estirpe y mi bendición sobre tus vástagos:

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Isaías 44:3
38 Referans Kwoze  

También estarás seguro de que tendrás muchos hijos; tu descendencia será como la hierba de la tierra.


Pero Él también se vuelve y hace lagunas de agua en mitad del desierto, y hace fluir cascadas en tierras secas.


Dios, tú eres mi Dios y te busco de todo corazón. Mi ser entero te anhela y tiene sed de ti, en medio de esta tierra seca, árida y carente de aguas.


Presten atención a mis advertencias, y yo derramaré sobre ustedes mis pensamientos más profundos. Les explicaré todo lo que sé.


Yo, el Señor, la cuido, regándola a menudo. La cuido de noche y de día para que nadie la dañe.


hasta que el Espíritu sea derramado sobre nosotros desde lo alto, y el desierto se convierta en un buen campo lleno de cosechas, y el buen campo crezca como un bosque.


Cada uno de ellos será como un refugio contra el viento, como una protección contra la tormenta, como ríos de agua en el desierto seco, como la sombra de una gran roca en un lugar calcinado por el sol.


Los pobres y los necesitados buscan agua, pero no la encuentran; sus lenguas están secas de sed. Yo, el Señor, les responderé; yo, el Dios de Israel, no los abandonaré.


Tus hijos, tus descendientes, habrían sido como todos esos granos de arena. No habrían tenido que ser destruidos, aniquilados ante mí.


No tenían sed cuando los condujo por el desierto: hizo que saliera agua de la roca para ellos. Abrió la roca y el agua salió a borbotones.


No tendrán hambre ni sed, y no se calentarán bajo el sol, porque el que los ama los conducirá a manantiales y los guiará hacia el agua.


Vengan todos los que tienen sed, vengan a beber el agua. Los que no tienen dinero, vengan, pueden comprar y comer. Vengan y compren vino y leche; no necesitan dinero; no cuesta nada.


Este es mi acuerdo con ellos, dice el Señor. Mi Espíritu, que está sobre ti, no te dejará, y mis palabras que te he dado para que las pronuncies estarán siempre en tus labios, en los de tus hijos y en los de tus descendientes, desde ahora hasta siempre, dice el Señor.


Sus descendientes serán reconocidos entre las naciones, y sus hijos entre los pueblos. Todo el que los vea estará de acuerdo en que son gente que el Señor ha bendecido.


No trabajarán para nada, y no tendrán hijos destinados al desastre. Porque son personas que viven bajo la bendición del Señor, y sus hijos también lo serán.


Los bendeciré a ellos y a todos los alrededores de mi colina. Enviaré la lluvia en el momento oportuno. Serán lluvias de bendición.


Pondré mi Espíritu dentro de ustedes para que sigan mis leyes y se acuerden de hacer lo que les digo.


Ya no los abandonaré, porque llenaré al pueblo de Israel con mi Espíritu, declara el Señor Dios”.


Me dijo: “Esta agua desemboca en la tierra del este y en el Arabá. Cuando llega al Mar Muerto, convierte el agua salada en dulce.


Siembren ustedes mismos lo bueno y cosecharán amor incondicional. Rompan la tierra sin arar. Es hora de ir al Señor hasta que venga y haga llover bondad sobre ustedes.


Ustedes sabrán que Yo estoy en medio de mi pueblo Israel, que Yo soy el Señor su Dios, y que no hay otro. Mi pueblo no será avergonzado nunca más.


“Después de esto derramaré mi Espíritu sobre todos. Sus hijos e hijas serán mis profetas, sus ancianos tendrán sueños, y los jóvenes verán visiones.


Cuando todo esto suceda, cuando y traiga a los exiliados a Jerusalén y Judá,


“En ese tiempo, descenderá vino nuevo de las montañas, y las colinas producirán leche, y los cauces de Judá tendrán agua. Una fuente fluirá del Templo y regará el Valle de Sitín.


Entonces los que quedan del pueblo de Jacob estarán en medio de muchas naciones, como rocío del Señor, como lluvias sobre el pasto, que no espera a nadie, y que nadie puede detener.


Yo enviaré un espíritu de gracia y oración en la casa de David y sobe los habitantes de Jerusalén. Ellos mirarán al que han atravesado, y se lamentarán sobre él, como quien guarda luto por su único hijo, llorando amargamente por su romogénito.


Cuando un espíritu maligno sale de una persona, anda por lugares desiertos buscando descanso, y no encuentra dónde quedarse.


Entonces los creyentes judíos que habían venido con pedro estaban asombrados, porque el don del Espíritu Santo también había sido derramado sobre los extranjeros.


‘Dios dice: En los últimos días, derramaré mi Espíritu sobre toda la gente. Sus hijos e hijas profetizarán. Sus jóvenes tendrán visiones, y sus ancianos tendrán sueños.


Ahora él ha sido exaltado a la diestra de Dios y ha recibido del Padre al Espíritu Santo, el cual prometió, y ha derramado lo que ustedes están viendo y oyendo.


Esta promesa es para ustedes, para sus hijos, y para todos los extranjeros. Para todo aquél a quien el Señor nuestro Dios llama”.


Entonces me dijo: “¡Todo está hecho! Yo soy el Alfa y la Omega, el principio y el fin. A todo el que tenga sed le daré gratuitamente agua de la fuente de agua de vida.


El Espíritu y la novia dicen: “Ven”. Quien escucha esto, diga: “Ven”. Quien tenga sed, venga, y a quien quiera le daré gratuitamente del agua de vida.


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