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Isaías 36:8 - Versión Biblia Libre

8 ¿Por qué no aceptas el desafío de mi amo, el rey de Asiria? Él dice: ¡Te daré dos mil caballos, si puedes encontrar suficientes jinetes para ellos!

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Biblia Reina Valera 1960

8 Ahora, pues, yo te ruego que des rehenes al rey de Asiria mi señor, y yo te daré dos mil caballos, si tú puedes dar jinetes que cabalguen sobre ellos.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

8 »¡Se me ocurre una idea! Llega a un acuerdo con mi amo, el rey de Asiria. Yo te daré dos mil caballos, ¡si es que puedes encontrar esa cantidad de hombres para que los monten!

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Biblia Católica (Latinoamericana)

8 Pues bien, haz una apuesta con el señor rey de Asur: Yo te doy dos mil caballos si puedes encontrar el mismo número de jinetes para montarlos.

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La Biblia Textual 3a Edicion

8 Por tanto, haz una apuesta con mi señor, el rey de Asiria, y te daré dos mil caballos si logras proveerte de jinetes para ellos.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

8 Haz ahora una apuesta con mi señor, el rey de Asiria: te doy dos mil caballos, si eres capaz de procurarte jinetes para ellos.

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Isaías 36:8
13 Referans Kwoze  

Ben Adad le respondió: “¡Que los dioses me hagan tanto y más si queda suficiente polvo en Samaria para dar a mis súbditos un puñado a cada uno!”


“Si vienen en son de paz, tómenlos vivos”, ordenó. “Si vienen a atacar, tómenlos vivos”.


Se llevó todo el oro y la plata, y todos los objetos que se encontraban en el Templo del Señor y en los tesoros del palacio real, y también algunos rehenes. Luego regresó a Samaria.


Senaquerib, rey de Asiria, atacó y conquistó todas las ciudades fortificadas de Judá en el año catorce del reinado de Ezequías.


“¿Por qué no aceptan el desafío de mi amo, el rey de Asiria? Él dice: ¡Te daré dos mil caballos, si puedes encontrar suficientes jinetes para ellos!


El rey de Asiria envió a su general del ejército, junto con un gran ejército, desde Laquis hasta el rey Ezequías en Jerusalén. Se detuvo junto al acueducto del estanque superior, en el camino hacia el Campo de la Lavandera.


Si me dicen: ‘Confiamos en el Señor, nuestro Dios’, ¿no quitó Ezequías sus lugares altos y sus altares, diciendo a Judá y a Jerusalén: ‘Tienen que adorar en este altar de Jerusalén?’


¿Cómo podrías derrotar siquiera a un solo oficial a cargo de los hombres más débiles de mi amo, cuando confías en Egipto para obtener carros y jinetes?


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