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Isaías 36:16 - Versión Biblia Libre

16 No escuchen a Ezequías. Esto es lo que dice el rey: Haz un tratado de paz conmigo y ríndete a mí. Así cada uno comerá de su propia vid y de su propia higuera, y beberá agua de su propio pozo.

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Biblia Reina Valera 1960

16 No escuchéis a Ezequías, porque así dice el rey de Asiria: Haced conmigo paz, y salid a mí; y coma cada uno de su viña, y cada uno de su higuera, y beba cada cual las aguas de su pozo,

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Biblia Nueva Traducción Viviente

16 »”¡No escuchen a Ezequías! El rey de Asiria les ofrece estas condiciones: hagan las paces conmigo; abran las puertas y salgan. Entonces cada uno de ustedes podrá seguir comiendo de su propia vid y de su propia higuera, y bebiendo de su propio pozo.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

16 No le hagan caso a Ezequías sino, más bien, al rey de Asur, quien les promete lo siguiente: Si hacen las paces conmigo y se rinden a mí, cada uno de ustedes comerá los frutos de su viña y de su higuera y tomará del agua de su pozo,

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La Biblia Textual 3a Edicion

16 No escuchéis a Ezequías, porque el rey de Asiria dice así: ¡Haced conmigo la paz y salid a mí!,° y coma cada uno de su vid y cada uno de su higuera, y beba cada cual las aguas de su pozo,

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

16 No escuchéis a Ezequías, pues así habla el rey de Asiria: 'Haced la paz conmigo, rendíos a mí, y cada uno comerá de su viña y de su higuera y beberá agua de su pozo,

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Isaías 36:16
16 Referans Kwoze  

Y también deben decirle: ‘Tu siervo Jacob viene justo detrás de nosotros’”.


Por favor, acepta el regalo que te he traído porque Dios me ha tratado muy bien y tengo mucho”. Así que Esaú lo aceptó.


Colocó guarniciones en el reino arameo con capital en Damasco, e hizo que los arameos se sometieran a él y les exigió el pago de impuestos. El Señor le daba victorias a David por donde quiera que iba.


Judá e Israel habían llegado a ser tan numerosos como la arena en la orilla de la fuente de metal. Comían, bebían y eran felices.


Durante la vida de Salomón, todos los habitantes de Judá e Israel vivían con seguridad, desde Dan hasta Beerseba. Cada uno tenía su propia vid e higuera.


No escuchen a Ezequías. Esto es lo que dice el rey: Haz un tratado de paz conmigo y ríndete a mí. Así cada uno comerá de su propia vid y de su propia higuera, y beberá agua de su propio pozo.


Entonces Naamán y todo su séquito volvieron al hombre de Dios, se presentaron ante él y Naamán anunció: “Ahora estoy convencido de que no hay Dios en todo el mundo, excepto en Israel. Por favor, acepta un regalo de mí, tu siervo”.


Los que cuidan de una higuera comen su fruto,. Y los que cuidan de su amo serán recompensados.


Bebe agua de tu propia cisterna, agua viva de tu propio pozo.


Yo vendré y los llevaré a una tierra que es como la suya, una tierra de grano y de vino nuevo, una tierra de pan y de viñedos.


Todos podrán sentarse bajo sus viñedos y sus higueras, pues no habrá quien los atemorice. ¡Yo, el Señor Todopoderoso he hablado!


Ese día, todos invitarán a sus amigos a sentarse en paz bajo sus vides e higueras, dice el Señor Todopoderoso”.


Por eso decidí pedir a estos hermanos que los visiten antes, y finalicen los arreglos necesarios para recoger esta ofrenda, de tal modo que esté lista como un regalo y no como una obligación.


“Déjanos siete días para que podamos enviar mensajeros por todo Israel”, respondieron los ancianos del pueblo de Jabes. “Si nadie viene a ayudarnos, nos rendiremos ante ustedes”.


Te ruego que aceptes este presente que yo, tu sierva, te he traído, señor, y se lo des a tus hombres.


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