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Isaías 33:18 - Versión Biblia Libre

18 En tu mente pensarás en las cosas aterradoras que se esperaban, y entonces te preguntarás: ¿Dónde están los funcionarios enemigos: los escribas que debían registrar los acontecimientos, los tesoreros que debían pesar el dinero saqueado, los topógrafos que debían contar y destruir las torres?

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Biblia Reina Valera 1960

18 Tu corazón imaginará el espanto, y dirá: ¿Qué es del escriba?, ¿qué del pesador del tributo?, ¿qué del que pone en lista las casas más insignes?

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Biblia Nueva Traducción Viviente

18 Recordarán este tiempo de terror y preguntarán: «¿Dónde están los oficiales asirios que contaban nuestras torres? ¿Dónde están los contadores que anotaban el botín sacado de nuestra ciudad caída?».

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Biblia Católica (Latinoamericana)

18 Entonces tu corazón recordará sus espantos, y dirás: '¿Dónde está el opresor que pesaba y contaba los impuestos y se llevaba a nuestros hijos?'

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La Biblia Textual 3a Edicion

18 Tu corazón reflexionará acerca del horror pasado,° Y dirá: ¿Dónde está el escriba? ¿Dónde está el que pesaba el tributo? ¿Dónde está el que inspeccionaba las torres?

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

18 Tu corazón recordará el terror: ¿dónde está el que contaba? ¿Dónde está el que pesaba? ¿Dónde está el que contaba las torres?

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Isaías 33:18
16 Referans Kwoze  

Abraham aceptó la oferta de Efrón y Abraham calculó el peso y le dio a Efrón las cuatrocientas piezas de plata que había dicho, usando el peso estándar que usaban los mercaderes, y delante de los hititas como testigos.


Pul, rey de Asiria, invadió el país. Menajem pagó a Pul mil talentos de plata para que apoyara a Menajem en la consolidación de su poder sobre el reino.


Entonces Ezequías, rey de Judá, envió un mensaje al rey de Asiria que estaba en Laquis, diciendo: “¡He cometido un terrible error! Por favor, retírate y déjame en paz, ¡y te pagaré lo que quieras!” El rey de Asiria exigió a Ezequías, rey de Judá, el pago de trescientos talentos de plata y treinta talentos de oro.


No escuchen a Ezequías. Esto es lo que dice el rey: Haz un tratado de paz conmigo y ríndete a mí. Así cada uno comerá de su propia vid y de su propia higuera, y beberá agua de su propio pozo.


Aterrorizado grité, “¡Estoy siendo destruido justo frente a ti!” Y tú escuchaste mi llanto cuando llamé a ti pidiendo ayuda.


Me hiciste pasar por muchas tribulaciones y miseria, pero tú me traerás de regreso a la vida. Y me levantarás desde las profundidades de la tierra.


¡El terror repentino llega al atardecer! Por la mañana, ya han desaparecido. Esto es lo que les pasa a los que nos saquean, el destino de los que nos saquean.


Tu sociedad funcionará a partir de principios de bondad y de derecho; no habrá nadie que te oprima. No tendrás miedo; no tendrás que enfrentar ningún tipo de terror.


¿Qué decir entonces de los sabios, de los escritores, de los filósofos de esta era?


y cuánto he sufrido y he sido perseguido. Ya sabes lo que me sucedió en Antioquía, en Iconio y Listra, y las persecuciones que tuve y cómo el Señor me rescató de todas esas cosas.


David estaba en un gran apuro, porque los hombres estaban tan molestos por la pérdida de sus hijos que empezaron a hablar de apedrearlo. Pero confiando en el Señor, su Dios,


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