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Isaías 13:11 - Versión Biblia Libre

11 Castigaré al mundo por su maldad, y a los impíos por su pecado, dice el Señor. Acabaré con el engreimiento de los arrogantes, y humillaré a los tiranos y su orgullo.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

11 Y castigaré al mundo por su maldad, y a los impíos por su iniquidad; y haré que cese la arrogancia de los soberbios, y abatiré la altivez de los fuertes.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

11 «Yo, el Señor, castigaré al mundo por su maldad y a los perversos por su pecado. Aplastaré la arrogancia de los soberbios y humillaré el orgullo de los poderosos.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

11 Voy a castigar a todo el mundo por su maldad y a los impíos por sus crímenes; acabaré con el orgullo de la clase alta y humillaré la soberbia de los dictadores.

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La Biblia Textual 3a Edicion

11 Castigaré al mundo por su maldad, A los inicuos por su iniquidad. Haré cesar la arrogancia de los soberbios Y humillaré la altivez de los tiranos.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

11 Castigaré en el mundo el mal, en los malvados su culpa, truncaré la soberbia de los insolentes, el orgullo de los tiranos humillaré.

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Isaías 13:11
30 Referans Kwoze  

Derriba a los soberbios con tu mirada; pisotea a los malvados allí donde están.


Si los justos reciben recompensa aquí en la tierra, ¡cuanto más los malvados!


Honrar al Señor significa aborrecer el mal. Por ello aborrezco el orgullo y la arrogancia, la conducta malvada y el decir mentiras.


En cambio, juzgará a los pobres con justicia, y tomará decisiones justas en favor de los desamparados de la tierra. Golpeará la tierra cuando pronuncie el juicio, y ejecutará a los malvados con sólo una palabra de sus labios.


Prepárate para ejecutar a sus hijos por culpa de los pecados de sus padres. No dejes que se apoderen de la tierra; no dejes que llenen el mundo entero con sus ciudades.


El Señor ha roto la vara de los impíos, el cetro de los gobernantes.


Los que miran con arrogancia serán abatidos; los soberbios serán humillados. En ese día sólo el Señor será exaltado.


El Señor ha reservado un día en el que se ocupará de los orgullosos y arrogantes. Acabará con toda la altivez, y los derribará.


Los arrogantes serán abatidos, y los orgullosos serán humillados. En ese día sólo el Señor será exaltado.


El Señor Todopoderoso me lo ha dejado claro: “No perdonaré este pecado hasta el día de tu muerte, dice el Señor, el Señor Todopoderoso”.


El Señor Todopoderoso lo planeó, para humillar su orgullo en toda su gloria, y para derribar a todos los que reciben honores mundanos.


En ese momento el Señor castigará a todos los altos seres celestiales y a los reyes de la tierra.


Por eso las naciones poderosas te honrarán; ciudades de naciones brutales te temerán.


como el calor en un desierto. Tú pones fin a la ruidosa sublevación de los extranjeros. De la misma manera que la sombra de una nube enfría el calor del día, así se acalla el canto de la gente brutal.


¡Cuidado! El Señor viene desde donde vive para castigar a los pueblos de la tierra por sus pecados. La tierra revelará la sangre que se ha derramado en ella; la tierra ya no ocultará a los que han sido asesinados.


Los crueles ya no existirán, los despreciadores desaparecerán, y los que buscan hacer el mal serán destruidos:


Pero entonces todos tus enemigos serán como polvo fino; todos tus crueles opresores, como paja que se lleva el viento. Entonces, de repente, en un abrir y cerrar de ojos,


Pero a los malvados les llega la tragedia, porque se hará con ellos lo mismo que hicieron.


Todos serán abatidos, todos serán humillados; los orgullosos bajarán sus ojos en señal de humillación.


Voy a pagarles por sus propios pecados y por los de sus antepasados, dice el Señor, porque quemaron incienso en los montes y me ridiculizaron en las colinas. Voy a medir en sus regazos el pago completo por lo que han hecho.


Ya sabemos lo pomposos que son los moabitas, lo extremadamente orgullosos y engreídos que son, pensando arrogantemente en sí mismos.


Pasado el tiempo, yo, Nabucodonosor, miré al cielo y mi cordura volvió a mí. Bendije y alabé al Altísimo y adoré al que vive para siempre. Su gobierno es un gobierno eterno, y su reino dura por todas las generaciones.


¡Mira a los orgullosos! No viven con rectitud. Pero los que viven con rectitud lo hacen mediante su confianza en Dios.


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