Hechos 3:1 - Versión Biblia Libre

¹ Pedro y Juan iban de camino, subiendo hacia el Templo, a la hora de la oración de la tarde, cerca de las 3 p.m.

Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

¹ Pedro y Juan subían juntos al templo a la hora novena, la de la oración.

Biblia Nueva Traducción Viviente

¹ Cierta tarde, Pedro y Juan fueron al templo para participar en el servicio de oración de las tres de la tarde.

Biblia Católica (Latinoamericana)

¹ Un día, cuando Pedro y Juan subían al Templo para la oración de las tres de la tarde,

La Biblia Textual 3a Edicion

¹ Cierto día° Pedro y Juan subían° al templo a la hora de la oración, la novena.°

Biblia Serafín de Ausejo 1975

¹ En cierta ocasión, Pedro y Juan subían al templo para la oración de la hora nona

Hechos 3:1 Referans Kwoze

1 Reyes 18:36

A la hora del sacrificio vespertino, el profeta Elías se acercó al altar y oró: “Señor, Dios de Abrahán, de Isaac y de Israel, demuestra hoy que eres Dios en Israel, que yo soy tu siervo y que todo lo que he hecho ha sido por orden tuya.

Salmos 55:17

Lloré y gemí día, tarde y noche, y él me escuchó.

Éxodo 29:39

Por la mañana ofrece un cordero y por la tarde, antes de que oscurezca, ofrece el otro.

Daniel 6:10

Cuando Daniel se enteró de que el decreto había sido firmado, se dirigió a su casa, a su habitación del piso superior, donde oraba tres veces al día, con las ventanas abiertas hacia Jerusalén. Allí se arrodilló, orando y agradeciendo a su Dios como siempre lo hacía.

Daniel 9:21

Mientras seguía orando, Gabriel, a quien había visto anteriormente cuando tuve la visión, vino volando rápidamente hacia mí a la hora del sacrificio vespertino.

Números 28:4

Ofrece un cordero por la mañana y otro por la tarde antes de que oscurezca,

Mateo 17:1

Seis días después Jesús llevó consigo a Pedro, a Santiago, y a su hermano Juan hacia una montaña alta para estar solos allí.

Mateo 26:37

Entonces llevó consigo a Pedro y a los dos hijos de Zebedeo, y comenzó a sufrir tristeza y aflicción agonizantes.

Mateo 27:45

Desde el medio día hasta las tres de la tarde hubo tinieblas en todo el país.

Lucas 1:10

Durante el momento en que se ofrendaba el incienso, había una gran multitud orando afuera.

Lucas 18:10

“Había dos hombres orando en el Templo. Uno de ellos era un Fariseo, y el otro era un recaudador de impuestos.

Lucas 22:8

Jesús envió a Pedro y a Juan, diciéndoles: “Vayan y preparen la cena de la Pascua, para que podamos comer juntos”.

Lucas 24:53

Y pasaban todo el tiempo en el Templo, alabando a Dios.

Juan 21:7

El discípulo a quien Jesús amaba le dijo a Pedro: “Es el Señor”. Cuando Pedro escuchó que era el Señor, se puso ropa, pues hasta ese momento estaba desnudo, y se lanzó al mar.

Hechos 10:3

Un día, cerca de las 3 p.m. Cornelio tuvo una visión en la que vio claramente a un ángel de Dios que venía hacia él y lo llamaba, diciendo: “¡Cornelio!”

Hechos 10:30

“Hace cuatro días, cerca de esta misma hora—tres de la tarde—yo estaba orando en mi casa”, explicó Cornelio. “Cuando de repente vi a un hombre en pie frente a mí, vestido con ropas que brillaban.

Hechos 2:46

Día tras día siguieron reuniéndose en el Templo, y comían juntos en sus casas. Disfrutaban de las comidas con humildad y alegría. Alababan a Dios, y todos pensaban bien de ellos.

Hechos 3:3

Entonces este hombre vio a Pedro y a Juan cuando iban a entrar al Templo, y les pidió dinero.

Hechos 3:4

Entonces Pedro lo miró fijamente, y Juan también. “¡Míranos!” le dijo Pedro.

Hechos 4:13

Cuando vieron la confianza de Pedro y Juan, y se dieron cuenta de que eran hombres sin instrucción, hombres comunes, se sorprendieron mucho. También reconocieron a los demás compañeros de Jesús.

Hechos 5:25

Entonces alguien entró y dijo: “¡Miren, los hombres que ustedes metieron en la prisión están ahí en el Templo enseñándole a la gente!”

Hechos 8:14

Cuando los apóstoles estuvieron de regreso en Jerusalén y oyeron que la gente de Samaria había aceptado la palabra de Dios, enviaron a Pedro y a Juan a visitarlos.

Gálatas 2:9

y cuando reconocieron también la gracia que me había sido dada, entonces Santiago, Pedro y Juan, quienes llevaban la responsabilidad de ejercer el liderazgo de la iglesia, estrecharon sus manos conmigo y Bernabé, aceptándonos como sus compañeros de trabajo.