24 Ve con ellos y haz los rituales de purificación con ellos, pagándoles para que les afeiten sus cabezas. De este modo todos sabrán que los rumores que han escuchado acerca de ti no son ciertos, sino que tú mismo guardas la Ley en tu forma de vivir.
24 Tómalos contigo, purifícate con ellos, y paga sus gastos para que se rasuren la cabeza; y todos comprenderán que no hay nada de lo que se les informó acerca de ti, sino que tú también andas ordenadamente, guardando la ley.
24 acompáñalos al templo y participa con ellos en la ceremonia de purificación, y paga tú los gastos para que se rapen la cabeza según el ritual judío. Entonces todos sabrán que los rumores son falsos y que tú mismo cumples las leyes judías.
24 y tú los vas a apadrinar. Te purificarás con ellos y pagarás los gastos cuando se hagan cortar el pelo. Así verán todos que es falso lo que han oído decir de ti y que, por el contrario, tú también cumples la Ley.
24 Tómalos contigo, purifícate con ellos, y paga sus gastos para que se rasuren la cabeza,° así todos entenderán que no hay nada de lo que se les informó acerca de ti, sino que tú mismo también sigues° guardando la ley.
24 Tómalos contigo, purifícate con ellos y paga por ellos la ofrenda, para que se corten el pelo, y así conocerán todos que no hay nada de lo que han oído decir de ti, sino que tú también caminas rectamente observando la ley.
Cuando terminaban los días de fiesta, Job mandaba a buscarlos y los purificaba, levantándose de madrugada para ofrecer un holocausto por cada uno de ellos. Job se preocupaba, pensando para sí mismo: “Tal vez mis hijos hayan pecado de alguna manera y hayan ofendido a Dios sin querer”. Era lo que Job hacía siempre.
“Estas son las reglas que se deben observar cuando el tiempo de dedicación del nazareo termine. Deben ser llevadas a la entrada del Tabernáculo de Reunión.
“Luego los nazareos se afeitarán la cabeza a la entrada del Tabernáculo de Reunión. Se quitarán el cabello de sus cabezas que fueron dedicadas, y lo pondrán en el fuego bajo la ofrenda de paz.
“No deben usar una navaja de afeitar sobre sus cabezas durante todo el tiempo de esta promesa de dedicación. Deben permanecer santos hasta que su tiempo de dedicación al Señor haya terminado. Deben dejar crecer su cabello.
“Sin embargo, si alguien muere repentinamente cerca de ellos, convirtiéndolos en inmundos, deben esperar siete días, y al séptimo día cuando se limpien de nuevo deben afeitarse la cabeza.
Pablo se quedó por un tiempo. Entonces dejó a los creyentes de allí y partió hacia Siria, llevando consigo a Priscila y Aquila. En Cencrea mandó a afeitar su cabeza, porque había hecho un voto.
Así que Pablo llevó consigo a estos hombres, y al día siguiente fue y se purificó con ellos. Entonces fue al Templo para dar aviso respecto a la terminación del tiempo de purificación y de la ofrenda que se daría por cada uno de ellos.
Para los judíos me comporto como judío para ganarme a los judíos. Para los que están bajo la ley, me comporto como si estuviera bajo la ley (aunque no estoy obligado a estar bajo la ley), para poder ganar a esos que están bajo la ley.
Antes de que algunos de los amigos de Santiago llegaran, Pedro solía comer con los extranjeros. Pero cuando estas personas llegaron, dejó de hacerlo y se alejó de los extranjeros. Él temía ser criticado por los que insistían en que los hombres debían ser circuncidados.
Vas a quedar embarazada y a tener un hijo cuya cabeza no debe ser tocada por una navaja de afeitar, porque el niño será un nazareo, dedicado a Dios desde su nacimiento. Él iniciará el proceso de salvar a Israel de los filisteos”.